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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Drama En 1920, Gran Bretaña contaba con dos atletas excepcionales: Harold Abrahams y Eric Lidell. Las razones que los movían a correr era tan diferentes como sus vidas: pertenecían a mundos distintos, cada uno tenía sus propias creencias y su propio concepto del triunfo. (FILMAFFINITY)
2 de septiembre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
178/02(03/08/12) Con motivo de las Olimpiadas de Londres 2012 he visto este oscarizado film británico, la ópera prima de este bluff de director, Hugh Hudson, proviene del mundo de la publicidad y los documentales, elegido por el productor David Puttnam (‘La Misión’), Hudson había sido director de segunda unidad de ‘El Expreso de Medianoche’ de Alan Parker, producida por Puttnam.

Se centra en dos atletas de diferente clase social, comienza en 1978 en el funeral de Abrahams en Londres durante un discurso de un amigo que acaba con: <Cerrando los ojos podemos recordar a aquellos hombres jóvenes, con esperanzas en sus corazones... y alas en sus pies>, para pasar al flash-back que es el grueso del film, este arranca con la famosa escena de un grupo muchachos descalzos, vestido de corto, corriendo por la playa de St. Andrews y de fondo sonando la mítica música del griego Vangelis, luego pasa a la trama, Harold Abrahams (buen Ben Cross) lleva a gala su condición de judío, siente un antisemitismo soterrado, cree que su velocidad es una válvula de escape para no ser tomado por inferior, su sueño es triunfar en las Olimpiadas de París 1924, allí espera conquistar lo excepcional, su obsesión enfermiza por la victoria se retrata en esta frase <No corro para ser derrotado. Si no gano no corro>, es estudiante de la Universidad de Cambridge, allí hace un record histórico al correr por un patio la Trinity Great Court en menos de 46 segundos, en siglos nadie lo había superado (falso, pues este jamás lo intentó, el que tiene la marca es el personaje en el que se basa el extrovertido aristócrata Andy Lindsey, Lord Burghley, que tampoco fue coetáneo de este), tras una derrota decide contratar a Sam Mussabini (gran Ian Holm), el otro vértice es y Eric Liddell (buen Ian Charleson), un cristiano evangélico, misionero en China, vuelve a Escocia para prepararse para correr las Olimpiadas de París, anteponía sus convicciones religiosas a su afición atlética, aunque su hermana Jennie (Cheryl Campbell) estaba en contra del mucho tiempo que le dedicaba a los entrenamientos y esto le restaba a sus deberes religiosos, él la rebatía con el argumento de: <Yo creo que Dios me hizo con un propósito, él me hizo rápido para poder complacerle>, licencia dramática pues Jennie en realidad siempre lo apoyó, además creía que corriendo lo glorificaba, cuando sube al barco que lo lleva a Francia se entera que su carrera de 100 metros será en Domingo y sus convicciones le impiden esfuerzos este día, el debate ético-moral está servido, en el participará hasta el Príncipe de Gales presionándolo, esto es otra licencia dramática pues Liddell sabía meses antes cuando correría.

La historia es un edulcorado canto al olimpismo y al deporte, es el clásico relato de superación personal que tantas veces hemos visto en el cine deportivo, asimismo se nos habla de amistad, de integridad, de orgullo, o de radicalismo religioso, pero siendo entretenida me resulta sobrevalorada, …
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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