Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Romance. Comedia Ellie Andrews, una joven y caprichosa heredera, consigue escapar del yate de su padre, que la había encerrado para evitar su boda con un hombre poco recomendable. En el autobús que coge, con destino a Nueva York, conoce a Peter Warne, un simpático y atractivo reportero, que busca una buena historia. El azar y las circunstancias unirán a Ellie y a Peter en un accidentado y divertido viaje. (FILMAFFINITY)
9 de marzo de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
54/23(21/02/24) Cautivadora comedia romántica, clásico atemporal, no pierde frescura a pesar de los 90 años desde su estreno, la he (re) visto por este motivo (18/02/1934), plagada de elementos pícaros propios de estar realizada antes de la instauración del Código de Censura Hays, añaden salsa a una divertida historia de lucha de sexos. Dirigida y coproducida por Frank Capra, adapta el ingenioso y chispeante guión de Robert Riskin (colaborador habitual capriano: el año anterior había escrito para él “Dama por un día”, y posteriormente “El secreto de vivir”, “Vive como quieras”, y “Horizontes perdidos”), se basa en el cuento de 1933 "Night Bus" de Samuel Hopkins Adams, teniendo de cabecera a una brillante pareja en Claudette Colbert como snob caprichosa hija de millonario, y Clark Gable como reportero en horas bajas encuentra un filón en la dama de la socialité, versando la historia en estilo road-movie sobre un viaje por USA que por azar les une desde el sur floridano a Nueva York.

Obra maravillosa de la que han bebido muchas comedias, homenajeando-plagiando sus escenas más populares, desde la jocosa descripción del reportero sobre los tres métodos infalibles de Peter de hacer auto stop, la respuesta de ella a la forma efectiva de parar un coche (la transgresora latente sexualidad imperante en el film), como se mantienen separadas dos camas en una habitación con un no matrimonio (“Las Murallas de Jericó”), como él le muestra con narrativa como se desviste un hombre (tuvo que ser la monda para el espectador de entonces el striptease del famoso galán) como la forma en que el protagonista ‘acojona’ a un ‘listillo’ pasajero (estupendo Oscar Shapeley) que pretende sacar tajada de una recompensa, la lección sobre cómo se come un buñuelo con leche, la improvisada discusión de matrimonio de paletos para despistar a unos detectives, forma en que cruza la parejita un rio (mención especial a como el reportero la ‘castiga’), todo el running gag de comer zanahorias (soy retorcido, o esto tiene un doble sentido tirando a lo fálico?), momentos quedan para siempre en el subconsciente cinéfilo.

Habiendo gran equilibrio entre la comedia y mostrar la entonces reinante Gran Depresión USA, Capra no solo no la elude, muestra una secuencia en que el protagonista saluda con entusiasmo a vagabundos que viajan en un tren de mercancías, se sirve de ella para mostrar el espíritu indomable de la sociedad norteamericana, mostrándolos como gente alegre que hace frente a la adversidad con optimismo, como lo demuestra la canción popular cantan en el bus los pasajeros a coro, o la solidaridad reinante cuando una mujer hambrienta es ayudada con dinero. Todo ello con un desarrollo trepidante, ritmo fluido, diálogos inteligentes, mordaces, corrosivos, situaciones agudamente hiladas para provocar al espectador, ello evolucionado emitiendo alegría de vivir. Primando mantras caprianos sobre la libertad individual, la solidaridad, la loa de las clases necesitadas, el ataque al hedonismo de los ricos, ello con solidez narrativa.

La película juega con sinergia la batalla de sexos, poniendo virtudes y falencias en cada lado de la balanza. L mujer no es un ente pasivo mujer- florero, despliega carácter, tiene ideas buenas, tiene inventiva, sabe improvisar, es solidaria, se rebela ante las injusticias, se rebela ante quien quiere controlarla; y frente a ella un hombre ingenioso, valiente, habla de compartir su vida con una mujer, no de que sea su mansa ama de casa. Entre los dos intérpretes surge una química extraordinaria, de esas que traspasan la pantalla con su vigor. Colbert con su frágil figura derrocha ternura y encanto, así como sabe proyectar picardía, también un gradual arco de desarrollo de amor por su partenaire compañero de viaje; Gable, pues es Gable, macho Alpha arrollado con su encanto natural, con una expresividad sutil maravillosa; Entre ambos hay chispas vigorosas que nos llegan.

Tiene buenos actuaciones de apoyo: Walter Connolly como Alexander Andrews, padre millonario de Ellie, emite la arrogancia de un tipo omnipotente en su dinero; el siempre efectivo Alan Hale como Danker, conductor simpático que recoge a la pareja; Charles C. Wilson como Joe Gordon, editor de un periódico y jefe de Peter, se hace un lugar en unas pocas escenas.

Entre lo negativo está su apresurado rush final, da la impresión Clark Gable se le acabó el contrato de préstamo a la Columbia cedido por la Metro y ya no pudieron sacarlo más, provoca grima por la forma chusca en que nos quieren hacer ver está cuando es evidente que no. No es final satisfactorio. Hay otro detalle políticamente incorrecto, esto es debido al contexto de hace 90 años, no por ello menos chirriante en su machismo paternalista, no se había dado en el resto del metraje, se da y hace torcer el gesto. Cuando el padre de Ellie le pregunta a Peter si la ama, él responde: "Lo que ella necesita es un chico que la golpee una vez al día, le venga bien o no", y el padre queda encantado con esta visión de violencia machista hacia su retoña (¿?).

Puesta en escena destacable por ofrecer mosaico naturalista de la USA de la Gran Depresión, con una estimable dirección artística del no acreditado Stephen Goosson (“Horizontes perdidos”), emite gran sentido humanista en como sentimos la realidad ambiental, sus estaciones de bus, bares de carretera, moteles, granjas, oficinas de prensa, e incluso la naturaleza de bosques y ríos; ello enaltecido por la vigorosa fotografía en glorioso b/n de Joseph Walker (“Que bello es vivir”), con contrastes de grises dramáticos, con descriptivos travellings, con sentido bucólico inherentes a alguna tomas, como la del rio con el sol pegando fuerte, siendo cálida en el interior del bus. Transmitiendo compañerismo vitalista entre los pasajeros; Sobre la música destacan dos canciones tradicionales: "The Man On The Flying Trapeze" (cantada a coro en el bus, en un jolgorioso interludio) y "Who's Afraid Of The Big Bad Wolf" (canta Gable).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow