169/21(16/06/23) Interesante decimonoveno episodio de la primera temporada de la serie creada por Steven Spielberg, que es el creador de esta historia, que la desarrollan el propio Rey Midas de Hollywood, John Falsey y Joshua Brand (ambos creadores de la gran serie tv “Doctor en Alaska”). Me lo he visto únicamente por estar dirigido por el Tótem Martin Scorsese (lo dirigió compaginándolo con su realización de “El color del dinero”), para un relato de terror sobre un famoso escritor de novelas de horror, claramente inspirado en Stephen King, que de buenas a primeras sufre el acoso de un reflejo con rostro cadavérico, primero a lo lejos (la primera visión es tras una ventana) bien sea en espejos, cristales de gafas, o metales, y cada vez más cerca de él mismo con una cuerda piano para estrangularlo, solo lo ve él, lo cual le induce a un paranoia creciente sofocante. Marty tiene éxito en mostrar el temor, la esquizofrenia, la bajada a los infiernos del temor del protagonista, encarnado con gran sentido expresivo por Sam Waterston, haciéndonos sentir su terror, ayudando a meternos en el personaje la forma dinámica en que Scorsese filma, ayudado por la estimable cinematografía de Robert M. Stevens (“Agárralo como puedas” o “No mataras al vecino”), con planos holandeses, con tomas singulares, con reflejos múltiples en un espejo roto, o la fantasmagórica escena en la celda en patinados rojizos, ello para sumergirnos en el alienado cerebro del susodicho. Film que tiene elementos de “Pesadilla en Elm St.”, por como parecen ser ensoñaciones del prota, de “Poltergeist II”, porque el fantasma tiene una imagen muy similar al reverendo pálido con rostro huesudo con sombrero y vestimenta negra, tiene cosas de “Candyman” por aquello de la importancia de los espejos, y tiene de Hitchcock en el modo de filmar generando tensión por la cámara.

Jordan Manmouth (Sam Waterston) es un escritor arrogante que se especializa en el terror. Tiene poco respeto por su público. Por el estreno del film "Scream Dream", da una entrevista a Dick Cavett (como él mismo), se va a casa. Se Trata a un fan que le eespera en la puerta de su casa con crueldad. Una vez en su casa, tras ducharse, en el espejo del baño comienza a ver la imagen de un tipo pálido amenazante.

A partir de la primera aparición del fantasma inquietante todo es un crescendo asfixiante para Jordan, no hay forma de combatirlo, lo intenta ocultando todo tipo de coas que hagan reflejos. Todo este terror nos llega por la gran interpretación de Waterston, emitiendo el pánico, la paranoia, el desvarío, muy bueno, y ya en el rush final vemos al que era un tipo altivo, ahora un ser vulnerable y frágil.

Pero lo malo es que todo este plano sobre natural llega de la nada. Si es porque simplemente dice en la entrevista que no cree en los fantasmas, el mundo estaría plagado de gente ‘acojonada’ por ellos, me ha faltado un asidero para entender el poque, y no parecer algo por imperativo del guión, esto resta al no darme una motivación, está cogido por los pelos. Por cierto, pensaba que el muchacho (Glenn Scarpelli) que esperaba a Jordan en su puerta como fan tendría alguna importancia en el devenir del episodio, igual solo estaba para que viéramos más lo arrogante y pretencioso del escritor famoso, de hecho, es el único momento donde lo vemos digamos como no buena persona, pero esto también podría ser debido a que este fuera un pesado, que se lo digan a John Lennon hasta donde pueden llegar los fans. También se le puede achacar que su final resulta muy abrupto y poco satisfactorio, no hay giro, solo una evolución, e incluso añaden un elemento discordante con la lógica (o no) de la trama (spoiler).

Lo de los espejos como fuentes de puertas a otros mundos está ya muy sobado. También puede ser que le muestren su verdadero yo interior, a lo Dorian Grey. En realidad, las cosas pasan tan a prisa que la trama resulta muy débil, muy apresurada para empatizar con el protagonista o con su situación, la ves, te entretiene, pero no llegas a tener conexión real con la historia.

Como curiosidad, el fantasma es encarnado, tras un prominente maquillaje por Tim Robbins a los 28 años, cuando aun no era conocido y apenas había salido en cine, si en varias series tv, aun le faltaba unos años para protagonizar films como “The player”, “El Gran salto”, “Cadena perpetua”, “Mystic River” o para ser director de films como “Ciudadano Bob Roberts” o “Pena de Muerte”.