Esta muy interesante película constituye un nuevo intento en los últimos años por parte de Woody Allen de alternar su típica película ligera con otras de mayor calado dramático, en la línea de Match point, o Wonder Wheel. Apoyado en el talento incontestable de Joaquin Phoenix en un papel que le va como anillo al dedo (¿hay alguno que no?), un profesor de filosofía a punto de tocar fondo, Allen enhebra una historia redonda, no exenta de intriga, al contraponer a la figura atormentada del rol de Phoenix la dulzura y el encanto de una cada vez más solvente Emma Stone (que estaba a punto de hacer el papel de su vida en “La La Land”).

Una vez más, Allen reflexiona sobre el errático comportamiento humano y sus conexiones con los delitos violentos, logrando mantener al espectador muy pendiente de los vericuetos que toma el relato, hasta llegar a un impactante tramo final. La veterana Parker Posey muestra otra vez su categoría. Una gran película, de las mejores de su estupendo autor.