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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
8
7,9
130.342
Animación. Ciencia ficción. Romance. Infantil En el año 2800, en un planeta Tierra devastado y sin vida, tras cientos de solitarios años haciendo aquello para lo que fue construido -limpiar el planeta de basura- el pequeño robot WALL•E (acrónimo de Waste Allocation Load Lifter Earth-Class) descubre una nueva misión en su vida (además de recolectar cosas inservibles) cuando se encuentra con una moderna y lustrosa robot exploradora llamada EVE. Ambos viajarán a lo largo de la galaxia ... [+]
6 de agosto de 2008
23 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martes (creo), 7 de agosto de 2008. Cines Empire, ocho de la tarde, Leicester Square, Londres y última noche en las tierras del té con nubecilla de leche. Cansancio mortal, dos opciones: cine o sardina. Como en este caso, la sardina es irse a dormir, escogemos cine.

El cine es chiquitito, apesta a gominolas y palomitas y hay que sentarse a un metro de la pantalla a riesgo de no ver ni jota. Mucho niño, pero niño británico como God manda, que no dirá esta boca es mía durante toda la proyección y que incluso te dirigirá miradas de odio cuando seas tú quién ose siquiera emitir una tosecilla furtiva o un comentario de estrangis al colega de al lado.

Cascan media hora de anuncios ingleses horteras a más no poder y cuando ya te has quedado medio sopa de ver tanto guachiguachi publicitando healthy food y luxurious travels a la exótica Andalusia, entra el corto preceptivo de Pixar (de museo, como siempre) y con este inmejorable aperitivo visual, "WALL-E" anega la pantalla. Y la elección del verbo "anegar" no es gratuita. Lo que de manera casi abrupta emerge de la luz para abarcar el asombro de nuestros ojos ensimismados es una sinfonía de preciosos parajes postapocalípticos, del tipo de escenas que la ciencia ficción añora desde hace eones. A mi compañero, seguidor ferviente del género, le cae la baba. "No importa", dice, "tengo más". Música mayestática que homenajea e incluso acabará citando, en una de las mejores escenas de la película, el "Also sprach Zarathustra" de Wagner, cuya asociación con "2001, odisea del espacio" no es para nada casual en el filme.

Todo lo demás es un regalo para la vista y para el corazón que además se une a la última hornada de películas que introducen la candente reflexión sobre el papel destructor de la humanidad, la incertidumbre de nuestro destino y la habitabilidad del planeta que tan alegremente nos estamos cargando. Sin ambages, ni cursilerías y además, sin descuidar aspectos más lúdicos y divertidos, "WALL-E" ofrece disfrute a raudales para los chavalines y reflexión y poesía en cantidades casi indecentes para los adultos.

Y aún hay más: el acertado aire retro combinado con el más flamante futurismo, lo expresivos que resultan los robots pese a que apenas hablan en todo el transcurso de la película, el afán de crear algo más allá de la mera animación para niños, es decir, la apuesta de Pixar por hacer una película de ciencia ficción a lo grande, sin límites de edad ni de criterio ni de cultura, una obra de arte al alcance de cualquier nivel de comprensión. Porque una vez más, Lasseter y su gente vuelven a demostrar que la única frontera es la que la ambición y el talento quiera ponerles. Y por el momento, no dan señales de que ni la una ni el otro vayan a acabárseles.
Neathara
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