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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
5
Drama Diciembre del año 2004. María (Naomi Watts), Henry (Ewan McGregor) y sus tres hijos pequeños vuelan desde Japón a Tailandia para pasar las vacaciones de Navidad en la playa. Una mañana, mientras se encuentran todos en la piscina del complejo a orillas del mar, un tremendo tsunami destroza el hotel y gran parte de la costa del sudeste asiático. Este desastre cambió para siempre la vida de millones de personas. Esta es sólo la historia de una familia. (FILMAFFINITY) [+]
21 de junio de 2013
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
En líneas generales, coincido con todo lo dicho por la gente que no lloró con esta película.
Todo es muy bonito y visualmente parece un anuncio de lujo con gente que está guapetona incluso con sangre y guarrería por todo el cuerpo. Y los pobres de Tailandia sonríen y ayudan a la gente en plan anuncio de Coca-cola y seguro que fue así, pero seguro también que fue algo más humilde y más humano, si bien menos estético.

La mamá en concreto es un personaje brutal. Imagínate una mezcla entre Sarah Connor y la madre Teresa con un punto a lo Marylin Monroe. ¿Esa gente de verdad existe? Si es así, no consiguen que me lo crea. Oye, ojalá.

Hay que decir que Naomi Watts, muy bregada en esto de sufrir en las películas (como ella misma indicaba en una entrevista reciente, "sólo me llaman para hacer papeles de sufridora") hace de las suyas de nuevo: grita, se desangra, llora, moquea incontrolablemente y en definitiva, lo pasa de pena a su manera magistral de costumbre.

Ewan McGregor está ahí un poco de pegote, porque en la historia real había un marido por ahí y no podían cepillárselo así como así. El hombre pasó por su cheque y esta es su labor más relevante en la película, bueno, eso y una escena que se supone muy bonita y humana, pero que está tan exageradamente dramatizada que yo me quedo como estaba, es decir, a medio camino entre el bostezo y el enarcamiento de cejas.

Los niños son niños sosos que no te dicen nada y también como que sobran un poco, pero hay que poner algo para que Naomi sufra más desaforadamente si cabe y de paso el público, que me cuentan por ahí que lloraba tanto o más que la protagonista ahí en las salas.

El tsunami en sí desde luego no sobra, ya que es, con enormísima diferencia, la mejor escena de toda la película y es super espectacular, aunque ahí sí que estoy segura de que la realidad superó a la ficción.

Mi solidaridad con la gente que estuvo allí y lo pasó de pena, pero no con la película, que ni es mala, ni es buena, pero es como no ver nada.
Neathara
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