Una de las películas definitivas a la hora de retratar el drama de ser fiel a los principios éticos. Un auténtico desfile de fatalidad en el intento de hacer el bien y todos los escollos circunstanciales que lo impiden o que, incluso, no pocas veces hacen parecer que se intenta lo contrario.

Un tour de force de 200 minutos donde curiosamente no sobra ni uno, con un ritmo sereno, en crescendo constante pautado y sin estridencias. Una puesta en escena sencilla, pero más que eficaz y la guerra, ese entorno donde las necesidades y carencias sacan lo mejor y lo peor del individuo, de fondo.

Kobayashi, del que es la segunda película que veo, se convierte en un auténtico referente tras la también sobresaliente para mí Harakiri a la hora de retratar el drama humano de una forma personal, emocionante y franca. Maravillosos personajes, entre ladinos, pusilánimes, honrados y astutos.

Desde luego que La lista de Schindler de Spielberg le debe mucho a esta fascinante epopeya al corazón de la supervivencia, el pundonor y los resortes de la motivación a la hora de actuar.

Doliente, bella e inolvidable. Ardo en deseos de visualizar las dos partes restantes.