Bela Lugossi tiene en honor de ser el primer Drácula oficial de la historia del cine; además, es quien impuso los paradigmas clásicos del señor de los vampiros; durante largo tiempo fue el Drácula por excelencia, ello hasta la aparición de Christopher Lee. Esta película es fija en cualquier listado de las mejores o más recordadas películas sobre el conde. Todo lo anterior hace que esperemos ver algo cercano a la obra maestra, cosa que, lamentáblemente, no es así. Sin olvidar eso de que "en gustos no hay nada escrito", el filme está cláramente por debajo de las expectativas, aún considerando eso de que eran los inicios del cine sonoro y por lo mismo, no podemos exigir a las oelículas de ese tiempo lo que a las actuales.
Si bien la película está basada en una obra teatral, toma elementos de la novela de Bram Stoker. Tiene un comienzo muy interesante; el personaje de Rendfield (que tiene unas gotas de Jonathan Harker), llega a un castillo en ruinas, dónde cuesta creer que ahí viva alguien; es transportado en un carruaje conducido por el mismo Drácula; todo lo anterior es acorde a la obra de Stoker. Sin embargo, el filme se desarrolla de un modo nefasto, con situaciones más dignas de una comedia quedé un filme que debiera aterrorizar. A ello le sumamos un descenlace sin gracia.
Sobre la actuación de Lugosi, se dice que el actor húngaro apenas sabía inglés y en la versión en este idioma es posible apreciar que muchos parlamentos son pronunciados sin que el actor sepa lo que habla. A juicio de algunos, este detalle permitió darle al rey vampiro un toque de misterio.