Situémonos. Tú estás en un hotelazo gigante con la simple compañía de un niño amariconao-paranoico-esquizofrénico que ve cosas, y con una mujer guapa como el culo de un camello y encima con la voz de Verónica Forqué... ¡Cagüen tó! Él se volvió loco, pero es que yo hubiera acabado corriendo por los pasillos en pelotas, discutiendo con una longaniza roja en la mano, haciendo el pino de rodillas mientras canto: "Tienes nombres mil...", y realizando misiones de espionaje contra las manibelas terroristas de las puertas... Para beber tomaría agua del wc, y me alimentaría de los excrementos de mis amigos imaginarios. Sin duda, estamos ante la peor pesadilla jamás filmada... Kubrick, mira que tienes mala sombra...