De no ser por que la historia la escribió John Carpenter y que estuvo algo involucrado en la producción de este film, seguramente hubiera sido un completo fiasco, todo eso gracias a un director descuidado como Rick Rosenthal.
A su favor tiene que se apegó a la esencia original, la película comienza exactamente donde termina La Noche de Halloween siendo algo bastante acertado, pero los personajes creados para esta secuela son terriblemente malos, tontos, alcohólicos e incompetentes. Las actuaciones de Jaime Lee Curtis y Donald Pleasence son lo que salvan a este barco del naufragio, y a diferencia de su predecesora en esta secuela si hay sangre brotando por doquier. Con varios descuidos que parecen triviales (spoiler) al fin de cuentas se logró una secuela aceptable y entretenida.