Hay que tener cuidado cuando ves un documental, ya que la persona que te cuenta la historia te hará ver la versión que a él le convenga. En este caso, a Jean-Francois Firey no le cae muy bien la Reina del Pop. Desde la intro es más que evidente que va a dejar a la cantante a la altura del betún. Casi todas las personas que aparecen en el documental, han tenido algún problema con ella o simplemente, siguen chupando del bote, como es el caso del hermano. Comentarios como “antes quería mucho a su hija, pero ahora la ve como a una rival por su juventud”.

Critican su arte, su voz, su físico y sus matrimonios. Incluso hablan con un cirujano que ni la conoce para que dé su opinión sobre si se ha hecho algún retoque estético… de chiste! Madonna es mucho más que todo eso y no creo que a estas alturas haya que explicar por qué.

Lo único bueno del documental es el repaso que hace de su carrera, imágenes inéditas y cómo le plantó cara al Papa en el año 90 por la polémica que hubo en la gira “Blonde Ambition”.

En definitiva, un documental para echarle tierra encima a la artista, sin más.