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Voto de roncesvalles:
9
Drama. Romance Un músico muere en un accidente de coche y vuelve como un fantasma a la casa en la que vivía con su mujer. (FILMAFFINITY)
25 de marzo de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez. Un instante de dolor quizás. Algo muerto que parece por momentos vivo aún. Un sentimiento suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar”. Así empieza “El espinazo del diablo”, con la voz en off de Federico Luppi. Qué gran comienzo para cualquier historia de fantasmas. Incluso esta, que no da miedo ni lo pretende.

Bastan 10 minutos para descubrir que “A ghost story” no es una película de terror. De hecho, no es una película convencional, con sus tropos, ganchos, giros argumentales y otros recursos habituales para darle al espectador aquello a lo que el cine nos tiene acostumbrados, un mero entretenimiento, comida rápida. En esta ocasión, el director David Lowery se sitúa en las antípodas de su anterior film, la manida y predecible “Peter y el dragón”, para hacernos partícipes de una serie de sensaciones y reflexiones que se cuecen a fuego muy muy lento.

Y es que el paso del tiempo es aquí un elemento clave, tanto en la narración como en la sucesión de imágenes. Lowery juega magistralmente con la sucesión de eventos y planos para meternos bajo la piel (o mejor dicho bajo la sábana) de uno de los protagonistas más atípicos de la historia del cine, en una película que es cine independiente o de autor pero también en parte cine mudo y documental imposible.

Especialmente al comienzo, la primera reacción es de rechazo: el ritmo es lento, los planos se hacen eternos y parece que nada de lo que se cuenta tenga interés alguno. Pero una vez entramos en su juego, es difícil salir. Es necesario ahuecar la mente, no esperar nada concreto y permitir que poco a poco las sensaciones visuales (excelente y preciosa fotografía) y auditivas (fundamental la música en todo momento) den paso a las reflexiones más trascendentes, en las que el espectador es libre de divagar. Por si acaso, ahí está ese arrebatador discurso sorpresa del cantautor Will Oldham para presentarnos los puntos cardinales de esta historia de fantasmas tan diferente y emotiva a su manera.
roncesvalles
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