Salvo la interpretación de Benicio del Toro, con sus toses, espasmos y vicio por los habanos, la película biográfica del Che, no consigue suscitar ninguna inquietud en el espectador, ni tan siquiera a sus más fieles seguidores del mito. Y esto es, entre otras cosas, porque el film parece distanciarse políticamente de la figura revolucionaria, y esto en principio, es interesante para desmitificar un personaje que se ha convertido en símbolo de merchandaisin del comunismo revolucionario. Pero salvo esta bienintencionada voluntad, la película no parece presentar argumento, no plantea conflictos en el personaje y el film aunque se soporte en dos largas partes, no hace más que presentar las cotidianidades del Che en la selva cubana, en la ONU o en las ruedas de prensa y entrevistas. No hay interés, no trasciende nada. Ni siquiera adopta carácter documental.
El inicio insoportable de la película mostrándonos a la isla con sus regiones, es el preámbulo de lo que seguirá siendo la película.
Llama la atención la mala y sobreactuada interpretación del secundario Ugalde.