Aún estoy pensando si es justo puntuar 3 puntos a esta cinta tan plúmbea y soporífera. De verdad que no tiene nada. Transcurren dos horas de auténtico vacío de guión, de auténtico vacío de poesía, de auténtico vacío de personajes, de auténtico vacío de localizaciones, de una fosa abisal tan desproporcionada que te cuesta intuir el fondo siquiera. Gritas con todas tus fuerzas mirando por el agujero que se abre a tus pies, pero no recibes respuesta ni del eco. Así se pasan los minutos de esta cinta, adormeciendo al personal, pretendiendo explicar que para unos sus rutinas les llenan de felicidad y para otros sus expresiones artísticas, aunque sean rematadamente malas, les redimen de una vida sosa.
Buscaba poesía en esta película y no encontré ni un atisbo de verso que mereciese tal nombre. Quizá el esfuerzo de una preadolescente mereciese más la pena, que el esfuerzo diario del protagonista. En realidad, hay más poesía en todas las expresiones artísticas de su pareja, de oficio decoradora, pintora, modista en blanco y negro, que en el cuaderno secreto garabateado de ideas con potencial, pero poco agraciadas en su composición.
Lo siento, no me ha gustado nada. De lo peor que he visto en 2016.