Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de picais:
7
Drama Los habitantes de un campo de refugiados del Kurdistán iraquí buscan desesperadamente una antena parabólica para poder estar informados del inminente ataque americano contra Irak. Los niños del campamento, liderados por un chico al que llaman "Satélite", se dedican a la recogida y venta de minas antipersona. Nuevos refugiados llegan al lugar: un joven mutilado, su hermana y un niño pequeño. Satélite quedará prendado de la triste belleza de la joven. (FILMAFFINITY) [+]
15 de abril de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me costó un poco entrar en materia, porque al principio cuesta creer que aquellos adolescentes y niños estén dirigiendo aquel cotarro, que casi todo el dolor y tragedia que allí tiene lugar valla dirigido a ellos, que esos adultos adelantados puedan asumir toda la tremenda responsabilidad de sus acciones, de sus riesgos, de su supervivencia. Satélite, Angri, Hengov, Pashow llevan escrito en sus rostros la desgracia y el tormento, pero algunos de ellos también el afán de supervivencia, incluso la esperanza. Una vez que te lo crees, te transmiten la magnitud de su infortunio, y uno no puede menos que reflexionar, aunque solo sea un momento, de lo ridículas que son nuestras preocupaciones diarias.
Una vez más me pregunto que quién crea las guerras (los políticos tal vez), exigidas por aquellos (los que fabrican armamento quizás) que les financian ya antes de que lleguen al poder, apoyados por las multinacionales petrolíferas (por ejemplo) que van a sacar tremendas tajadas del conflicto, o de las empresas que van a reconstruir lo que sus colegas han destruido. Pero quien sufre las consecuencias, tollos los nombrados desde luego que no. Quien muere en el intento, quien permanece para siempre mutilado física y mentalmente, quien queda huérfano para toda la vida, quien se convierte en desplazado permanente, en paria sin futuro. Al final, como siempre, son los más débiles los más desfavorecidos los que pagan la factura. Hasta los soldados que envían las grandes potencias, son en su aplastante mayoría, la parte frágil o discriminada de sus poblaciones.
La película la veo como un alegato en toda regla contra la atrocidad de las guerras, consigue en muchas fases transmitir toda la rabia e impotencia, la angustia y desesperación, nos deja desazonados, inquietos, con un poso de culpabilidad, algo incómodo sin duda, como si con nuestra pasividad hayamos contribuido de alguna manera a tanta barbarie. Es una sensación molesta, irritante, incluso nos deja heridos. Menos mal que en medio de aquel infierno aun aparece de vez en cuando un resquicio para la ternura, la sonrisa, o la ilusión. Y ello sucede cuando aparece Satélite o alguno de sus amigos.
picais
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow