Nunca he sido dyliniano (ignoro si se puede utilizar ese término), nunca me interesó la figura de Dylan, al margen de “Blowin` in the wind” no creo recordar ninguna otra canción suya, y mucho menos su parte poética o literaria, un amigo mío si lo es, y mucho, es gracias a él que llegó a mis manos este documental. Me alegro de ello ya que a pesar de mi poca inicial predisposición y de mis nulos conocimientos del personaje, me ha encantado descubrirlo, aunque sea solo un poco, acercarme a su figura, a esa personalidad al parecer compleja e inconformista.
Es un repaso por los primeros años de Dylan hasta el momento en que sufre en accidente de moto después de la gira europea, solo tiene 25 años y ya es todo un icono, por lo que he visto en esta cinta la parte más atractiva del personaje es ese negarse a querer ser líder de nada, ni de nadie, el escribía la música que le salía de dentro, la que le apetecía, y eran los demás como ocurre tantísimas veces los que extraen lecturas imposibles e inverosímiles, intentan situarte, encuadrarte en algún sitio, en suma integrarte en algo, es como domesticarte, normalmente lo desconocido nos da miedo, nos desconcierta, si conseguimos catalogar algo o a alguien es como si lo tuviéramos controlado.
Este documental es un buen acercamiento al ídolo, aunque solo se refiere a una pequeña parte de su extensísima carrera, está construido al uso alternando los comentarios de él, de la gente que trabajó con él en aquella época, con preciosas melodías, con esas letras diferentes a lo que hasta entonces era costumbre. No se encontraba en esas letras ñoñerías o sentimentalismos de carácter comercial, era otra forma de ver las cosas. También hay imágenes de algunas entrevistas que son para troncharse, la cantidad de tonterías que se pueden preguntar, o las interpretaciones que los demás pueden sacar de la obra de un artista, el mismo ponía cara de ser el primer sorprendido y a veces su actitud era un tanto cínica o incorrecta. Supongo que es uno de los tributos de la fama.