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España España · Santander
Voto de Gadriant:
5
Ciencia ficción. Aventuras Treinta años después de la victoria de la Alianza Rebelde sobre la segunda Estrella de la Muerte (hechos narrados en el Episodio VI: El retorno del Jedi), la galaxia está todavía en guerra. Una nueva República se ha constituido, pero una siniestra organización, la Primera Orden, ha resurgido de las cenizas del Imperio Galáctico. A los héroes de antaño, que luchan ahora en la Resistencia, se suman nuevos héroes: Poe Dameron, un piloto de ... [+]
19 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha pasado mucho desde la última vez. Después de esperar por tanto tiempo, has salido por fin de fiesta loca, una vez más, como antaño acostumbrabas. El día siguiente es duro, te levantas con vértigos y el estómago te lastra, traicionero, la cabeza te da vueltas. Pero te dices a ti mismo “ha merecido la pena”. Intentas recordar con aparatoso esfuerzo, cuáles fueron los mejores momentos de la noche, ésos que deberías recordar con una sonrisa. Pero es difícil, tu mente, entre la difícil nebulosa tejida por el alcohol, se resiste, y poco a poco comienzas a caer presa de la verdad irremediable: fue otra jornada más de diversión, como la de tantos otros; al fin y al cabo, llevas mucho tiempo haciendo lo mismo. Pero te dices a ti mismo: “ha merecido la pena”. Y probablemente, no pasará mucho tiempo hasta que vuelvas a hacerlo de nuevo.

Esto es a grandes rasgos, la sensación que me embarga tras haber visto la última entrega de Star Wars. Quiero convencerme a mí mismo de que la espera ha merecido la pena, de que aquello que tanto ansiaba me ha proporcionado una experiencia valiosa y única. De que mis expectativas, después de tanto tiempo, se han visto satisfechas. Pero la resaca lo empaña todo, y de nuevo me siento como si ya hubiera estado ahí, sin haber estado realmente. De que no había necesidad de despertar nada y de que yo debería haber seguido durmiendo.

El cine de masas ha impuesto un cánon del que parece difícil desligarse: la secuela y el remake campan a sus anchas, motivadas por personas que con calculadora en mano, toman decisiones que poco o nada tienen que ver con los sentimientos o la nostalgia. Se encargan proyectos majestuosos a profesionales de probado talento, pero éstos demuestran tener las mismas vulnerabilidades una y otra vez, como si de Estrellas de la Muerte se trataran. Se recurre a grandes nombres, que quedan diluidos cuando no hay apenas profundidad en los personajes que interpretan, pues acaban vilmente manipulados por un desarrollo que lo confía todo a la pura acción y el cliffhanger, como si de una tosca artimaña orquestada por un malvado en la sombra estuviéramos hablando. Los guiones resultantes son engendros que pretenden ser emotivos, pero que nunca van más allá de la superficie, pero claro, qué más da cuando la máquina de márketing ya ha alcanzado los 14 pársecs y vuela imparable hacia la conquista del universo. Y sobre todo, el mimo y la inteligencia que debería impregnar cada ínfimo aspecto, son reemplazados por el frío metálico de un droide de compañía, a quién por mucho que implores, te responderá de forma pragmática y elusiva.

El despertar de la fuerza cumple, tristemente, punto por punto con esta nueva premisa alienante que viene manifestando el cine comercial de los últimos tiempos, y que puede terminar instaurándose en modelo a seguir cuál directriz de la Primera Orden. Desde luego, es entretenida, y hace gala de una estética fenomenal. La música suena bien, y todo rezuma cierto encanto. Pero no emociona en ningún momento. Solo le lleva 10 minutos convertirse en algo predecible y pervierte el potencial que parecía atesorar. Algunos personajes tienen comportamientos erráticos y excesivamente infantiles, otros revelan prácticamente la función para los que fueron diseñados, que no es otra que la del mero Deux ex machina y para rematar, los hay también absurdamente prescindibles, acabando en el vertedero del súper destructor de turno. Hay una carencia alarmante de contexto tras lo ocurrido en “El retorno del jedi”, no hay apenas espacio para la conspiración y la opresión de la oscuridad. No hay nada a lo que temer, y sí mucho que añorar.

Y por supuesto está la resaca. Situaciones, desenlaces y presuntas sorpresas que son calcadas a las ya vistas, que crees haber visto en otro sitio aunque no eres capaz de ubicar con precisión, que dicen muy poco de la valentía del equipo creativo que ha trabajado en la película. Abrams se ha dejado tentar por el lado oscuro; el miedo le ha embargado y ha creído oportuno repetir prácticamente escena por escena “Una nueva esperanza” en un vano intento por recuperar el espíritu de la trilogía original, ignorando que éste no reside en lo aparatoso y lo grandilocuente, ni por supuesto en el diálogo expositivo, sino en el cuento, en una hoguera y un ermitaño relatando una tragedia familiar a un granjero curioso acerca de su destino.

Y así llegamos a justificarnos. “Ha merecido la pena” nos decimos. Pero, ¿era necesario? No importa: dentro de poco llegará la siguiente fiesta, y hay que prepararse adecuadamente. Vístete, tu hora ha llegado.
Gadriant
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