Seamos claros, la primer película de Sinister en la primera mitad fue buena, muy buena. Gran papel de Ethan Hawke. La hizo bajar de puntos el tema esotérico y paranormal. Ahora se nos presenta una secuela de la cuál ya sabemos de entrada cómo va a terminar y cuál va a ser su argumento. Lo único que cambia son los asesinatos que ni en ese punto han sido del todo creativos, más bien rebuscados.

Dirigida por Ciarán Foy (Citadel, que tampoco brilló) Una madre y sus dos hijos se mudan a la misma casa de los hechos acontecidos anteriormente donde Ashley Oswalt mata a su familia. El demonio Bughuul vuelve junto a otros nenes fantasmitas para obligar a uno de los hermanos a ver los videos. Una verdadera paparruchada de principio a fin.

Como si fuera poco, la madre tiene problemas por la tenencia de sus hijos y ahí un rollo que no viene al caso, solo para hacer relleno de la cinta,

Lo Bueno: En esta ocación se puede ver la perspectiva desde los chicos. Anteriormente la vimos con Ethan Hawke. Te puede dar algún que otro salto en la butaca o en el sillón de tu casa si tienes el volumen muy alto.

Lo Malo: No sorprende, y en momentos se torna aburrida. Los personajes no terminan de convencer, a diferencia de la anterior..