Estamos ante un film sencillo, interesante, de sentimientos, de miradas (sobretodo el protagonista, todo lo dice con la mirada, y es difícil). Es la historia de tres personas buenas, el protagonista alemán, su amante hombre israelí que viaja a Berlín una vez al mes por la empresa, y.que se conocen en la cafetería que regenta el protagonista en Berlín y se enamoran,y la mujer del israelí. Como se ha dicho aquí, el israelí muere en un accidente de coche, y el protagonista, el chico alemán, se va a Jerusalén para averiguar que ha pasado. Llega a la cafetería que la mujer regenta, y .al cabo de unos días a ella le hace falta un empleado en la cocina y lo contrata. Ella no sabe nada de quién es él. Y tiene el cariño de ella con los magníficos pasteles que elabora; es algo mutup. Una cosa extraña es que ella nunca le pregunta su profesión... porque lo natural era preguntar si es pastelero o donde aprendió a hacer estas maravillas. El tampoco le pregunta nada sobre el marido (el amante muerto de él), Se supone que espera que ella tenga un momento bajo o que salga de una manera natural a la conversación. Ella tiene un hijo pequeño y un cuñado de mal humor, religioso (cosa que ella no es), y también sale la madre del marido. Todos están bien. Ella (Sara Adler) es un estilo parecido, al menos a mí me recordó, a Charlotte Gainsbourgh.
De la última media hora, ya no diré nada, por supuesto. Quizás les sobren unos diez minutos. El final es bonito pero quieres algo más quizás...
Tengo entendido que es la primera película del director. Habrá que estar atenta a la segunda. Muy mal que no se haya estrenado en Alemania, no lo puedo entender.
Recomendada para paladares sensibles, espectadores que les gustan las cadencias lentas y detallistas.
Mi nota 6.