Esta es una de esas películas donde el trabajo de los actores está muy por encima del guion, del argumento o de cualquier cosa. Ricardo Darín está absolutamente impresionante, con una mirada dice mucho más. Es un personaje que mucho más complejo que el de Javier Cámara (quien también está genial) pero en esta película el argentino brilla con luz propia. La carga de humor del guion salva a esta película de ser catalogada como un drama lacrimógeno así como Ricardo Darín y Javier Cámara la salvan de ser una película mediocre. Merece la pena ver cómo Julián y Tomás le quitan todo el protagonismo a Truman. Son dos grandes actores dando una auténtica lección de interpretación.