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España España · Madrid
Voto de GVD:
7
Drama Texas, principios del siglo XX. Una historia sobre la familia, la avaricia y la religión. Daniel Plainview (Daniel Day-Lewis) se traslada a una miserable ciudad con el propósito de hacer fortuna, pero, a medida que se va enriqueciendo, sus principios y valores desaparecen y acaba dominado por la ambición. Tras encontrar un rico yacimiento de petróleo en 1902, se convierte en un acaudalado magnate. Cuando, años después, intenta ... [+]
23 de febrero de 2008
37 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1972, Shakespeare se reencarnó en Francis Ford Coppola y llevó a cabo "El padrino", una magistral y trágica disección de cómo el poder puede corromper al ser humano hasta el tuétano, y convertirlo en un desgraciado, un monstruo, o las dos cosas. Sin embargo, en 2007 Shakespeare no se ha reencarnado en Paul Thomas Anderson en su particular disección de poder que lleva a cabo en "There Will Be Blood".

“There Will Be Blood” es un complejo e inteligente retrato de un hombre picado por esa desgracia humana que es el ansia de poder, de dinero, de riqueza, o de lo que sea, y de cómo pueden conseguirse éstos, pero carente de esa capacidad que hacía remover las entrañas de “El padrino”.

Vemos como este hombre acaba absorbido por completo por el éxito que saca del petróleo, dejando de lado todo lo demás, pero la historia de éste no me provoca demasiadas emociones. Bueno, miento, si me provoca alguna emoción (miedo sobre todo) se debe en exclusiva a Daniel Day-Lewis, que está a sus anchas, haciendo lo que le da la gana con el personaje. Su voz, su mirada, su presencia: tienen el poder para transmitir todas las sensaciones que quieran. Y eso sólo está al alcance de un gran actor.

Pero, ahora bien, cuando el inestable volcán de odio que es el personaje de Day-Lewis, que tanta tensión me provoca durante todo el filme, termina estallando, la película se va de madre. Anderson demostró en “Boogie Nights” o “Magnolia” su talento en esto del cine, pero también una tendencia al exceso que me cabrea un poco. Y aquí ocurre de nuevo al final. No sólo no se controla él, sino tampoco Day-Lewis, sobreactuando como nunca, contrastando dolorosamente con el resto de su interpretación. Así pues, lo hasta ahora muy bien contado se torna afectado y un tanto grotesco en su desenlace.

Con todo, es de admirar esa progresivamente creciente tensión psicológica que imprime Anderson, potenciada con la magnífica banda sonora, logrando acojonarme, ponerme mal cuerpo; así como la brillante y portentosa disección de cómo la fe en el de arriba y la fe en ese líquido negro tan costeado pueden unirse y dar como fruto billetes a borbotones. Dos aspectos perturbadores que hacen que “There Will Be Blood” merezca ser vista y oída.
GVD
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