Ni Bruno Heller ("Roma") ni David Nutter ("Expediente X") son suficiente aval para esta normalita tirando a mediocre propuesta televisiva. Cosa extraña, porque últimamente los mejores guiones americanos son los de las series de TV.
Sin embargo, "El mentalista" no cumplió mis expectativas. Tanto venderla como Nº 1 en E.E.U.U. para encontrarte con el típico tío que ayuda a la policía a esclarecer delitos. Un sabelotodo que dice resolver los enigmas gracias a la observación. Pues bien, si el misterio reside en esta serie en que nosotros observemos también cómo trabaja Patrick Jane en sus dotes sin que él explique gran cosa, lo más probable es que nos perdamos pistas claves del caso y eso nos impida jugar a los detectives como espectadores. Entonces, ¿dónde está el encanto de "El mentalista"? Eso, si no nos liamos antes con sus mal narrados flashbacks, personajes poco definidos y detalles tontos (como en el episodio piloto, donde al tío sólo se ocurre que prepararse un té, sin permiso, en la casa de unos padres cuya hija ha sido asesinada).