Estos cuatro adjetivos cuyas iniciales me sirven para formar el nombre de la protagonista se quedan cortos. Podríamos añadir altruista, deslenguada, incisiva, humana...
Lo que en principio podría haberse quedado por su argumento en un simple telefilme de sobremesa se convierte en una gran película cuya historia desde luego merecía ser contada. Soderbergh lo hace con una excelente estructura narrativa, haciendo muy comprensible el caso que centra el guión y un buen pulso en el ritmo. No se hace larga y también sostienen muy bien todo el peso las interpretaciones tanto de Julia Roberts como de Albert Finney. Aaron Eckhart no desentona tampoco como ese personaje fundamental para ocupar el vacío familiar que Erin deja mientras investiga. El resto del reparto cumple y la película nos enseña que una aparente "choni" de dudoso pasado a veces no lo es tanto. De hecho, Erin no estaría viendo "Sálvame", sino buscando cómo sacar adelante a sus hijos y de una manera nada sentimentaloide tan típica en muchas producciones americanas.
Por cierto, el director reserva un cameo a los verdaderos Erin y Ed. A ver si los localizáis, especialmente a ella.