La frase de mi crítica puede resumir perfectamente lo que es este episodio de "Black Mirror" estructurado en cuatro partes. Un capítulo interesante sobre la deshumanización de las relaciones sociales, donde todo es dominado por la televisión - incluso la vida cotidiana - y donde la máxima aspiración de la gente es triunfar en ella. Sin embargo, la historia no es nueva tampoco (me suenan demasiados "talent-shows" reales) y además cuesta mucho meterse en ella para comprenderla (luego sí es más original que otros planteamientos, pero hasta la segunda parte casi no te enteras del todo).
Quizá lo mejor de este episodio sea el descubrimiento de la guapísima chica protagonista.