Casi una nueva obra maestra en las comedias de Billy Wilder, si no fuera porque es un remake versionado de "Luna nueva", de Howard Hawks. Divertida, entretenida, repleta de diálogos ingeniosos y ácidos, ofrece una perspectiva personalísima de Wilder en cuanto al ataque del capitalismo electoralista y su afán por conseguir votos, así como del periodismo sensacionalista y su manía de "inflar" las noticias. Pocos directores son capaces de ironizar sobre algo tan grave como es la pena de muerte y, por supuesto, Wilder está en esa lista.
Curiosamente, aunque fuera una de sus películas tardías, Wilder consigue otra vez el efecto que ya logró con otros títulos como "Uno, dos, tres": Burlarse de capitalistas, comunistas y conservadores recibiendo la aclamación de la crítica y del público. Incluso se mofa con genialidad y habilidad del psiquiatra austríaco - qué momentazo y recordemos que Wilder nació en Austria - y del país que lo acogió: E.E.U.U.
Seguramente algo tendrá que ver en este éxito las presencias de Jack Lemmon y Walter Matthau. Todas las colaboraciones con el primero han dado lugar a grandes comedias y el segundo siempre será "encasillado" como el compañero ideal de Lemmon para el humor. Sus respectivos papeles de profesional mujeriego y jefe cascarrabias y sin escrúpulos por un buen titular son increíbles. Secundados por un grupo de muy buenos actores, estaba claro que la película tenía que funcionar.