El problema de esta película, es que está elaborada sobre un camino bastante transitado y en el que no crecen muchas hierbas como lo es el tema de “La venganza”, reventado e hinchado hasta las pelotas en la trilogía de Park Chan Wook; 7 Days, I Saw The Devil, y la sobrevalorada, soporífera y pretenciosa “Confessions” de factura japonesa, pero que igual ganó adeptos. Ese es el problema, que la gente quiere más y distinto, pero al fin quiere más. Entonces ¿qué nos platea este film? Una denuncia a un sistema ineficaz de justicia. Quizás tampoco haya tanta novedad en ello, pero sigamos…

El film se desenvuelve y toma cuerpo para no aburrir a la retina. La película no está tan saturada de las vueltas de rosca, ni las elaboradas trampas al villano que las demás ya han explotado, pero que al menos pretende llevar un mensaje: La frustración y la ira contenida no llevan a nada bueno, y por más que sea satisfactoria la venganza, el resultado siempre será: LAGRIMAS.
Para mí lo más destacable son las caracterizaciones de las actrices, son muy creíbles, el rol de la niña es impecable, hay personas que pueden decir: “Chica tonta, no habla ni le comunica nada a su madre”. Pero tal y como leí en un artículo, en Corea se le da mucha importancia a la castidad de las jóvenes, y al ser una chica violada es un gran motivo de vergüenza, aislamiento, y repudio moral. Esa frase: “Estoy sucia”, o no querer que su madre vea el video por nada del mundo es algo autodestructivo. Eso aunado a un sistema de justicia complaciente, alcahuete y blandengue con los abusos perpetrados por menores, y en donde una chica ingenua y enamorada puede ser tachada de “provocadora”, es un tema que enerva moralmente a cualquier padre que tenga un hijo abusado, tal como sucede con Yoo-lim que no ve satisfechas sus demandas de justicia.

La película pasa por una búsqueda de justicia, a la búsqueda de la venganza. AQUI PUEDO SOLTAR ESPOILERS: En la segunda parte del film es donde renquea, pues hay una escena en la cocina donde la madre se saca un cuchillo “bajo la manga” (hablo de la escena de la cocina con el loco pelo amarillo); también el cinismo desvergonzado de los violadores resulta hasta sobreactuado, son personajes muy planos. La escena final con el último violador y el policía en la terraza, que representa lo soso y poco inteligente de la policía en esta película son cosas que concilian poco con el lógico discernimiento que debe hacer un ser humano que es consciente de lo que pasa por la mente de una persona perturbada. Parece que tanto las leyes, como los policías y sus acciones al final desesperadamente tratan de proteger a los malvados, aun así tengan que acabar con la vida de los afectados. Estas son cuestiones que dejan poco contento al espectador promedio, y con razón, porque algo es que la Ley no juzgue severamente a los menores de edad, y otra cosa es que un ser humano, que tiene una hija, como el Detective de la policía, no se ponga en los pantalones de la Madre de la niña muerta, y aun así le dispare para proteger a la última escoria. pero...¿qué clase de pendejo es este? Puff… Ni en una pierna le apuntó, sino en todo el corazón a la atormentada Madre… Eso es algo que juega con la inteligencia del ser humano.
Lo destacable es el ritmo del film, el intento de reflexión al final, de ser un film denuncia, y de estar basado muy, pero muy vagamente en el caso de una mujer llamada Kim Bu-Nam, de 8 años, quien por el año 1991 vivía en una zona rural, cuando un vecino de 35 años la secuestró y la violó sin recibir algún castigo ejemplar. La chica creció, tuvo dos matrimonios fallidos y estuvo recluida en siquiátricos, al final regresó a su aldea, y asesinó a su antiguo violador.