Los que amamos este género y engullimos todo lo que llega a nuestras manos que huele a Sci-Fi, sabemos que se ha convertido en un cajón desastre en el que se mezclan todo tipo de bodrios y esperpentos que, si bien no es mi caso, pueden minar la fe de algunos en él. Pero también sabemos que es el género más agradecido.

Moon es una historia sencilla, no tiene más trampas de las necesarias; no tiene acción; no tiene reacciones desesperadas, no tiene grandes decorados, ni paseos a través de las estrellas; pero si tiene amor al género, y respeto. Bebe de clásicos, faltaría más, para eso están. Pero no los fagocita, se apoya en ellos para contarnos su historia y traernos el sabor añejo del buen cine.

Duncan Jones no ha querido ser protagonista, nos ofrece una dirección al servicio de la película, del conjunto, serena, sobria, elegante, con el uso justo de los FX; que en ningún momento pega tirones, con un ritmo narrativo excelente, la pelicula va fluyendo de manera natural, te atrae lentamente y te deja pegado a la pantalla, hasta guiarte a un final que no rechina (cosa difícil en este tipo de historias); para eso ha tenido la ayuda de un actor en estado de gracia, Sam Rockwell, personalmente me ha dejado fascinado, contenido y sereno, no se ha dejado llevar por la histería y la locura, hubiera sido lo fácil (maravillosa la escena del baile, con toque de humor incluido).

La elección de los decorados es magistral, y en consonancia al tono general de la película, sobrios, minimalistas; sus paseos lunares, hiperrealistas, muy acertados, jugando con las luces y sombras de una manera maravillosa, cuando tenemos a nuestro protagonista en el vehículo lunar (la escena de la llamada, una delicia).

Un guión que, quizás es lo que más flojea, podría haber dosificado la información más pausadamente, pero tampoco está tan desequilibrado como para que nos moleste, y no cae en momentos lacrimógenos artifiales, dibuja a los personajes correctamente (mención especial para Gerty: "Yo estoy aqui para ayudarte").

Una banda sonora, elegante, sencilla, una elección perfecta; piano y violin. No nos distrae nunca.

En resumidas cuentas, Duncan Jones y Sam Rockwell se ponen al servicio de una película hecha con talento y gusto, y sobre todo, con un respeto máximo al género (que se echaba en falta); que te hará estar por una hora y media, en la cara oculta de la luna.

Pd: la canción que despierta a nuestro protagonista: "I am the one and only", clásico de los noventa.