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Voto de Héctor:
2
6,5
10.104
Animación. Ciencia ficción. Fantástico. Acción
Esta película generada íntegramente por ordenador, es la continuación del videojuego de Square Enix; Final Fantasy VII y forma parte de una estrategía de la propia compañía para completar la historia de la saga. El argumento nos sitúa dos años después de Final Fantasy VII. Cloud Strife, el protagonista, vive solo en la iglesia de Aeris y está afectado por una extraña enfermedad, el GeoStigma, un virus que lo está matando poco a poco ... [+]
9 de junio de 2009
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez, en el lejano país del sol naciente, una compañía de videojuegos al borde de la bancarrota llamada Squaresoft que arriesgó todo cuanto le quedaba en el descabellado proyecto del joven Hironobu Sakaguchi y su equipo. Nadie en la compañía creía que el juego revistiera el menor valor comercial, pero eso no impidió que pusieran todo su empeño en su desarrollo e invirtieran en él todo su tiempo y su dinero. Como sabían que aquella sería su última creación, la llamaron “Final Fantasy” y la lanzaron al mercado al tiempo que apagaban las luces y se despedían para siempre del mundo de los videojuegos. Y sin embargo, y contra todo pronóstico, “Final Fantasy” sedujo a millones de jugadores, primero en Japón y luego en todo el mundo, y el joven Sakaguchi, junto a Uematsu y el resto de su equipo, se pusieron manos a la obra y trabajaron afanosamente en una saga de RPGs en la que se esmeraban tanto en cuidar cada detalle que todo en ella era maravilloso.
Preguntado en una ocasión acerca de su último videojuego, Sakaguchi respondió: “Disculpe, pero yo no hago juegos; yo hago cuentos de hadas”. Y durante años, sus cuentos siguieron cautivando la imaginación de millones de personas. La profundidad argumental de sus historias, en las que se trataban de forma adulta temas filosóficos y cuestiones existenciales, consiguieron absorber por completo al jugador y transportarlo a un mundo fantástico y desconocido; y sus personajes de fantasía, tan bien caracterizados, inspiraron todo tipo de emociones en las personas que los controlaban y las hacían reír y llorar, amar y sufrir.
Mas un día, he aquí que Squaresoft se fusionó con un gigante de los videojuegos, de nombre Enix. La dirección de la recién creada compañía forzó al equipo de Sakaguchi a ceñirse a los modelos comerciales que creían oportunos y los obligaron a crear una segunda parte de un cuento ya acabado, en el que todo se desvirtuó notablemente. Sakaguchi y su equipo dimitieron y abandonaron Square-Enix, pero la compañía siguió explotando su obra y creó todo tipo de abominaciones con el otrora respetado título de “Final Fantasy”.
Preguntado en una ocasión acerca de su último videojuego, Sakaguchi respondió: “Disculpe, pero yo no hago juegos; yo hago cuentos de hadas”. Y durante años, sus cuentos siguieron cautivando la imaginación de millones de personas. La profundidad argumental de sus historias, en las que se trataban de forma adulta temas filosóficos y cuestiones existenciales, consiguieron absorber por completo al jugador y transportarlo a un mundo fantástico y desconocido; y sus personajes de fantasía, tan bien caracterizados, inspiraron todo tipo de emociones en las personas que los controlaban y las hacían reír y llorar, amar y sufrir.
Mas un día, he aquí que Squaresoft se fusionó con un gigante de los videojuegos, de nombre Enix. La dirección de la recién creada compañía forzó al equipo de Sakaguchi a ceñirse a los modelos comerciales que creían oportunos y los obligaron a crear una segunda parte de un cuento ya acabado, en el que todo se desvirtuó notablemente. Sakaguchi y su equipo dimitieron y abandonaron Square-Enix, pero la compañía siguió explotando su obra y creó todo tipo de abominaciones con el otrora respetado título de “Final Fantasy”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
“Final Fantasy VII: Advent Children”, es el ejemplo perfecto de la mediocridad que rodea a todo lo relacionado con Final Fantasy desde que Squaresoft se fusionó con Enix. Personajes estereotipados, argumento lamentable sin originalidad alguna, situaciones inverosímiles y escenas de acción que insultan al sentido común de las personas, aderezado, eso sí, con una batería de efectos especiales tan impresionantes como innecesarios.
Toda semejanza de los personajes originales de Final Fantasy VII con los de Advent Children es mera coincidencia. Y es que Nomura ha tomado los dibujos que él mismo hizo para Final Fantasy VII y luego les ha asignado la personalidad de los personajes arquetípicos reconocibles en cualquier producción audiovisual media, dando lugar a personajes planos que no despiertan la más mínima empatía en el espectador (a diferencia de los originales).
La trama es tan poco creíble, tan poco verosímil, que uno no puede evitar sentir vergüenza ajena de los guionistas de la película. ¿Cómo es posible esbozar un argumento tan lamentable en un mundo como el de Final Fantasy VII? ¿Cómo han podido prostituir la historia original de esta manera? Sephiroth y J.E.N.O.V.A. están MUERTOS. Yo mismo acabé con ellos en el corazón del planeta y recé, como muchos otros, para salvar a la humanidad y detener el avance del meteorito. Resucitar tan alegremente a los villanos del juego, invalidando las premisas de la trama original no muestra sino un guión mediocre, que pretende alargar indefinidamente algo a lo que ya se le dio un final sin posibilidad de continuación.
Pero lo peor de Advent Children es casi la exhibición continua de efectos especiales, totalmente superfluos. Tienen tanta presencia en la película que dan la impresión de ser la parte central de la misma. Es como si la "trama", los personajes y todo lo demás no fueran más que una excusa para asombrar al espectador con los últimos alardes tecnológicos. Los personajes, por supuesto, se mueven y pelean sin mostrar ninguna consideración hacia las leyes de la física y dan saltos espectaculares, luchan en el vacío, vuelan… en fin, lo que haga falta para enseñar las posibilidades del motor gráfico.
Es una lástima que una saga como Final Fantasy haya podido desvirtuarse tanto. La muerte de Aeris me hizo llorar, pero no tanto como el guión de esta película. Definitivamente, Sakaguchi ya no está, y Square-Enix ya no hace cuentos, sino videojuegos y películas que, por vanguardista que sea la tecnología con que se han fabricado, no son ni la sombra de lo que fueron.
Personalmente, no se la recomiendo a nadie, pero menos aún a los amantes de Final Fantasy.
Toda semejanza de los personajes originales de Final Fantasy VII con los de Advent Children es mera coincidencia. Y es que Nomura ha tomado los dibujos que él mismo hizo para Final Fantasy VII y luego les ha asignado la personalidad de los personajes arquetípicos reconocibles en cualquier producción audiovisual media, dando lugar a personajes planos que no despiertan la más mínima empatía en el espectador (a diferencia de los originales).
La trama es tan poco creíble, tan poco verosímil, que uno no puede evitar sentir vergüenza ajena de los guionistas de la película. ¿Cómo es posible esbozar un argumento tan lamentable en un mundo como el de Final Fantasy VII? ¿Cómo han podido prostituir la historia original de esta manera? Sephiroth y J.E.N.O.V.A. están MUERTOS. Yo mismo acabé con ellos en el corazón del planeta y recé, como muchos otros, para salvar a la humanidad y detener el avance del meteorito. Resucitar tan alegremente a los villanos del juego, invalidando las premisas de la trama original no muestra sino un guión mediocre, que pretende alargar indefinidamente algo a lo que ya se le dio un final sin posibilidad de continuación.
Pero lo peor de Advent Children es casi la exhibición continua de efectos especiales, totalmente superfluos. Tienen tanta presencia en la película que dan la impresión de ser la parte central de la misma. Es como si la "trama", los personajes y todo lo demás no fueran más que una excusa para asombrar al espectador con los últimos alardes tecnológicos. Los personajes, por supuesto, se mueven y pelean sin mostrar ninguna consideración hacia las leyes de la física y dan saltos espectaculares, luchan en el vacío, vuelan… en fin, lo que haga falta para enseñar las posibilidades del motor gráfico.
Es una lástima que una saga como Final Fantasy haya podido desvirtuarse tanto. La muerte de Aeris me hizo llorar, pero no tanto como el guión de esta película. Definitivamente, Sakaguchi ya no está, y Square-Enix ya no hace cuentos, sino videojuegos y películas que, por vanguardista que sea la tecnología con que se han fabricado, no son ni la sombra de lo que fueron.
Personalmente, no se la recomiendo a nadie, pero menos aún a los amantes de Final Fantasy.