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Portugal Portugal · Pontevedra
Voto de basho:
6
Drama. Comedia Raimunda (Penélope Cruz) es manchega, pero vive en Madrid. Está casada con un obrero en paro (Antonio de la Torre) y tiene una hija adolescente (Yohana Cobo). Su hermana Sole (Lola Dueñas) se gana la vida como peluquera. Ambas echan de menos a su madre (Carmen Maura), que murió en un incendio. Pero, inesperadamente, la madre se presenta en casa de su hermana (Lampreave); después va a ver a Sole, a Raimunda y a Agustina (Portillo), una ... [+]
15 de diciembre de 2006
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
En España hay más genios por metro cuadrado que en todo el cine del resto del mundo junto: Almodóvar, León de Aranoa, Bajo Ulloa, Amenábar, Loriga, Álex de la Iglesia... En medio de la mediocridad general, los adjetivos ensalzadores se disparan provocando una inflacción de la apreciación crítica a la par que una devaluación del valor expresivo de los calificativos. Y mientras tanto, el único, el verdadero ARTISTA realmente merecedor del epíteto de genial, Víctor Erice, se muere del asco y sufre para ser capaz de dirigir una película cada diez años.

Almodóvar no es un genio. Es un director hábil, muchas veces muy acertado y otras no tanto, que se ha labrado una trayectoria de prestigio con un puñado de películas muy apreciables y algún que otro bajón de calidad. Es cierto que algunas de sus buenas películas (¿Qué he hecho yo para merecer ésto?, La ley del deseo, Mujeres al borde de un ataque de nervios, Átame) son excelentes, innovadoras, atrevidas y transgresoras. También lo es que otras son verdaderos bodrios, como Matador o Kika. Su estilo es perfectamente reconocible y los que han querido imitarlo han caído en el ridículo, lo que es marca de buen "artesano"; sin embargo, sus temas favoritos (u obsesiones) a menudo reciben un tratamiento demasiado sensiblero, truculento o excesivamente mitificador y entonces es cuando Almodóvar pierde toda la fuerza de sus virtudes y logra convertirlas en defectos insalvables para la paciencia del espectador con criterio. Es el incoveniente de repetirse (y ahí está el caso de Woody Allen, al que ocurre algo semejante, salvando las distancias que se quieran ver entre ambos cineastas).

Volver no es una mala película, aunque su guión sea inferior al de Todo sobre mi madre, pero el pretendido homenaje de Almodóvar a las mujeres manchegas que poblaron su infancia, carece de interés y de profundidad dramática. Es como si en lugar de una película, Almodóvar hubiera escrito el de uno de los "talk shows" criticados en el filme: tremendismo, sensacionalismo, sonrisa y lágrima facilonas y uno se siente perfectamente justificado de olvidar completamente lo que ha visto en cuanto se apaga la pantalla. Y luego está, para rematarlo, el hecho de seguir considerando a Penélope Cruz como una actriz capaz de aguantar como protagonista un largometraje. ¿Cuándo se dará la gente cuenta de que esta chica es inexpresiva, de que su voz es un tormento insufrible y monocorde y de que su presunta belleza no justifica su presencia como dominadora absoluta de una película? Personalmente, creo que la actuación de Blanca Portillo deja en pañales cualquier pretensión interpretativa que la Cruz pudiera haber concebido a lo largo de toda su estrafalaria carrera. Cuanto antes se establezca en Hollywood, mejor para el público español.
basho
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