Media votos
6,3
Votos
3.662
Críticas
65
Listas
1
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de El Fauno:
9
6,1
25.387
Terror. Thriller. Drama
Un psicólogo, que quiere ayudar a su mujer a superar la muerte de su hijo en un accidente, decide llevarla a una cabaña perdida en medio de un bosque, donde ella había pasado el último verano con el niño. Sin embargo, la terapia no funciona, y tanto ella como la naturaleza empiezan a comportarse de un modo extraño. (FILMAFFINITY)
13 de septiembre de 2009
24 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Que divertido! ¡Que gozada! ¡Que maravilla es poder comprobar en ojos propios que un director rupturista, inconformista y extremo por naturaleza sigue dividiendo al público de forma tan violenta! Que aún después de una filmografía ya de por sí revuelta, trufada de éxitos y varapalos, aún después de depresiones y premios gordos, una vez pasada la fiebre del éxito, el enardecimiento del momento clímax en toda carrera artística, aún después de todo, es capaz de seguir renovándose, de seguir saltando a una piscina vacía, en continuos suicidios artísticos que pueden suponer una muerte definitiva o una nueva resurrección cinematográfica. Preparado siempre para volver a saltar desde el peligroso trampolín de sus inquietudes personales hacia la superficie hermética de la opinión pública, preparada en todo momento a destrozar lo proclive a romperse. Porque aunque las películas de Lars Von Trier parezcan siempre tan cerradas en sí mismas, tan poco dispuestas a conceder comodines al espectador para poder comprender el mensaje y empatizar con sus personajes lo cierto es que por dentro todos sus filmes se sustentan sobre columnas de cristal, guiones de riesgo y delicadeza considerable, fácilmente malinterpretables.
Al director danés hay que reconocerle un verdadera pulso narrativo, un esteticismo a veces tosco, a veces de una belleza abrumadora, y un tratamiento de sus historias que no admite vacilaciones de ningún tipo. Porque aún cuando sus trabajos se realizan con más o menos modestia, con más o menos pasión, lo cierto es que en todos ellos las historias están desarrolladas de forma clara, conociendo a los personajes, aunque en el fondo los desprecie y no tenga reparos en condenarlos a las peores tragedias; De hecho Von Trier alcanza su cénit artístico precisamente en ese aspecto. Donde otros directores muestran numerosos reparos a la hora de dirigir a sus personajes hacia un destino que al final no nos conmueve ni nos remueve, Lars les exprime hasta la última gota de sudor para acabar maltratandolos duramente, con claros afanes provocadores, actitudes con un indudable pretenciosismo, pero ojo, con una eficacia fuera de toda duda.
Lo cierto es que cada película de Von Trier supone un nuevo caramelo jugoso para las actrices. Es otro hecho indiscutible el que el danés, con o sin sentimientos misóginos de por medio (que cada cual diga lo que quiera) saca siempre lo mejor de las mujeres que trabajan con él. A actrices algo indolentes artísticamente (Bryce Dallas Howard) consigue arrancarles algo de sinceridad en los rostros, a veteranas en horas bajas (Nicole Kidman) las eleva a las alturas de "stars hollywodenses" que aún siguen interpretando con brillantéz asombrosa. A otras prometedoras y con talento aún no reconocidas (Emily Watson) les abre las puertas de la Industria,
-continua en spoiler-
Al director danés hay que reconocerle un verdadera pulso narrativo, un esteticismo a veces tosco, a veces de una belleza abrumadora, y un tratamiento de sus historias que no admite vacilaciones de ningún tipo. Porque aún cuando sus trabajos se realizan con más o menos modestia, con más o menos pasión, lo cierto es que en todos ellos las historias están desarrolladas de forma clara, conociendo a los personajes, aunque en el fondo los desprecie y no tenga reparos en condenarlos a las peores tragedias; De hecho Von Trier alcanza su cénit artístico precisamente en ese aspecto. Donde otros directores muestran numerosos reparos a la hora de dirigir a sus personajes hacia un destino que al final no nos conmueve ni nos remueve, Lars les exprime hasta la última gota de sudor para acabar maltratandolos duramente, con claros afanes provocadores, actitudes con un indudable pretenciosismo, pero ojo, con una eficacia fuera de toda duda.
Lo cierto es que cada película de Von Trier supone un nuevo caramelo jugoso para las actrices. Es otro hecho indiscutible el que el danés, con o sin sentimientos misóginos de por medio (que cada cual diga lo que quiera) saca siempre lo mejor de las mujeres que trabajan con él. A actrices algo indolentes artísticamente (Bryce Dallas Howard) consigue arrancarles algo de sinceridad en los rostros, a veteranas en horas bajas (Nicole Kidman) las eleva a las alturas de "stars hollywodenses" que aún siguen interpretando con brillantéz asombrosa. A otras prometedoras y con talento aún no reconocidas (Emily Watson) les abre las puertas de la Industria,
-continua en spoiler-
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
y a las que jamas han conocido la interpretación en carnes propias (Bjork), les arranca de las tripas un trabajo perfecto de una verdad escalofriante.
Su última víctima, nunca mejor dicho, ha sido la francesa Charlotte Gainsbourg. Viéndola uno no puede evitar rememorar esa frase, ya tópica cuando se habla del cine de Von Trier, sobre como cada interpretación femenina que perpetra acaba erigiéndose, siempre y con toda justicia, como la mejor de los últimos años. Si creíamos que la cantante islandesa sería insuperable en el cine del danés, lo cierto es que la Gainsbourg le pisa los talones. Es una interpretación de una entrega física y psicológica peligrosa hasta el extremo. De una hondura patente en la mirada. De una carnalidad exquisita y de una tristeza que duele en el cuerpo.
Por otra lado, que “Anticristo” es la película más hermosa del danés es un hecho. Un hecho subjetivo desde luego. Porqué aún siendo uno de sus films más duros y herméticos, también es uno de los más sinceros e interpretables. Lo que muestra no cambiará nunca. El impacto que nos provoca, sí. La película no está en la pantalla, sino en los ojos de quien la ve. En la manera en cada uno la ve. Y, citando a un amigo crítico, no simplemente a verla, que cualquiera puede hacerlo, sino a pensar en ella, y yo añado, a pensar en ella con inteligencia y con espíritu crítico, porque hay pocas cosas más estimulantes que reflexionar sobre una obra (sea película, libro o cualquier otra forma de expresión artística) que dé tanto pié a ello como lo hace este último filme, estimulante como pocos, del director danés Lars Von Trier.
Destaco cuatro escenas que me impactaron especialmente:
El prologo. Intachable demostración de talento cinematográfico y saber hacer. Equilibrio perfecto entre todos los elementos.
La sesión de hipnosis en el tren, Charlotte caminando a cámara hiperlenta a traves de los bosques que rodean a Edén.
Charlotte se masturba enfrente de un árbol gigante, de aspecto seco y gris, Dafoe va a su encuentro. Ambos follan junto al árbol, la cámara se acerca vacilante a su nuca, se para justo tras su cabeza, el sonido desaparece, un segundo de espera, la cámara se retira esta vez en un travelling perfecto, ampliando el plano. Los cuerpos retorcidos se mezclan con las raíces gruesas del árbol. Casi no se diferencian unos de otros.
La secuencia final en la cabaña. Todo lo que en ella ocurre. La aparición de los tres mendigos, el plano de Charlotte tirada de espaldas, junto a los animales. La automutilación (de una justificación clara), el asesinato a sangre fría de Willen Dafoe a Gainsbourg (momento clave para rebatir la tan traída misoginia de la película). La atmósfera es enfermiza. Se respira el sudor y la sangre que emana de los cuerpos de los actores. El miedo, la tensión y el dolor físico e interno lo inundan todo. Consigue transmitirte un malestar que permanece días después.
Su última víctima, nunca mejor dicho, ha sido la francesa Charlotte Gainsbourg. Viéndola uno no puede evitar rememorar esa frase, ya tópica cuando se habla del cine de Von Trier, sobre como cada interpretación femenina que perpetra acaba erigiéndose, siempre y con toda justicia, como la mejor de los últimos años. Si creíamos que la cantante islandesa sería insuperable en el cine del danés, lo cierto es que la Gainsbourg le pisa los talones. Es una interpretación de una entrega física y psicológica peligrosa hasta el extremo. De una hondura patente en la mirada. De una carnalidad exquisita y de una tristeza que duele en el cuerpo.
Por otra lado, que “Anticristo” es la película más hermosa del danés es un hecho. Un hecho subjetivo desde luego. Porqué aún siendo uno de sus films más duros y herméticos, también es uno de los más sinceros e interpretables. Lo que muestra no cambiará nunca. El impacto que nos provoca, sí. La película no está en la pantalla, sino en los ojos de quien la ve. En la manera en cada uno la ve. Y, citando a un amigo crítico, no simplemente a verla, que cualquiera puede hacerlo, sino a pensar en ella, y yo añado, a pensar en ella con inteligencia y con espíritu crítico, porque hay pocas cosas más estimulantes que reflexionar sobre una obra (sea película, libro o cualquier otra forma de expresión artística) que dé tanto pié a ello como lo hace este último filme, estimulante como pocos, del director danés Lars Von Trier.
Destaco cuatro escenas que me impactaron especialmente:
El prologo. Intachable demostración de talento cinematográfico y saber hacer. Equilibrio perfecto entre todos los elementos.
La sesión de hipnosis en el tren, Charlotte caminando a cámara hiperlenta a traves de los bosques que rodean a Edén.
Charlotte se masturba enfrente de un árbol gigante, de aspecto seco y gris, Dafoe va a su encuentro. Ambos follan junto al árbol, la cámara se acerca vacilante a su nuca, se para justo tras su cabeza, el sonido desaparece, un segundo de espera, la cámara se retira esta vez en un travelling perfecto, ampliando el plano. Los cuerpos retorcidos se mezclan con las raíces gruesas del árbol. Casi no se diferencian unos de otros.
La secuencia final en la cabaña. Todo lo que en ella ocurre. La aparición de los tres mendigos, el plano de Charlotte tirada de espaldas, junto a los animales. La automutilación (de una justificación clara), el asesinato a sangre fría de Willen Dafoe a Gainsbourg (momento clave para rebatir la tan traída misoginia de la película). La atmósfera es enfermiza. Se respira el sudor y la sangre que emana de los cuerpos de los actores. El miedo, la tensión y el dolor físico e interno lo inundan todo. Consigue transmitirte un malestar que permanece días después.