Habré visto esta película unas 10 veces y siempre que la veo aprendo algo nuevo de mí y de mis seres queridos.

Los trolls son unas criaturas adorables, alegres, positivas y llenas de vida. Siempre me he sentido identificado con ellos. Durante una gran parte de mi vida, como la mayor parte de los trolls, no he conseguido entender por qué hay personas que están tan tristes o son tan pesimistas, pudiendo escoger ser felices, pensar en positivo y aprovechar cada minuto de la vida.

Con el tiempo, entendí que la vida no es siempre de color de rosas, que un trauma puede tener un impacto enorme en tu forma de ver la vida y que no es tan fácil estar siempre en un estado de fiesta y celebración.

Trolls es una película llena de enseñanzas. Trata temas preciosos como la amistad, el coraje o el amor verdadero, pero también otros temas más complejos como la búsqueda de la felicidad, el impacto de un trauma, el narcisismo, o el positivismo tóxico. Es fácil empatizar con los personajes (hasta con algunos de los malos!) y sentir compasión por ellos.

La animación es de lo más Art Decor. Da la sensación de estar en un viaje psicodélico en el que no hay una posibilidad remota de mal viaje. Sin duda mis visuales preferidos de cualquier película de animación.

Animo a todo el mundo a ver esta película. A los pequeños les encantará la animación colorida, los chistes y las canciones, y a los adultos les hará reflexionar sobre los diferentes espectros de la vida.