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España España · Málaga
Voto de Lukas:
9
Drama Para sobrellevar el insomnio crónico que sufre desde su regreso de Vietnam, Travis Bickle (Robert De Niro) trabaja como taxista nocturno en Nueva York. Es un hombre insociable que apenas tiene contacto con los demás, se pasa los días en el cine y vive prendado de Betsy (Cybill Shepherd), una atractiva rubia que trabaja como voluntaria en una campaña política. Pero lo que realmente obsesiona a Travis es comprobar cómo la violencia, la ... [+]
18 de noviembre de 2023
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Anoche he podido verla, tal vez por octava vez en mi vida, y esta vez en versión original, como cuando la vi, este pasado verano, el jueves 3 de agosto, en el Cine Albéniz de Málaga. Recomiendo a todos que la vean en versión original, porque así podrán apreciar mejor las voces de verdad, sentir ese tono un poco irónico, a veces, siempre nihilista, de Travis Bickle, o la voz dulce y algo despectiva, de Betsy, o la voz de chuloputas de Matthhew (Sport), o la voz de ya-no-tan-cría de Iris, que interpreta Jodie Foster. Son muchas las cosas que podrían decirse de esta cinta, no sólo la mejor de Scorsese, sino una de las mejores películas de la historia. Pero ahora que la he visto de nuevo, que sus imágenes aún rondan por mi cabeza, podría decir, que la cinta es una especie de sinfonía, propulsada por la música de Bernard Herrmann, en la que sería su última banda sonora, murió al poco de terminar el rodaje. Fijémonos en el arranque. Aparecen los títulos de crédito (unos títulos en ese rojo sangre viscosa) y aparece el coche patrullando la ciudad, el taxi protagonista. Ese intro-obertura marca ya el tono de la película. Es una música con base jazzística, con dos temas: el primero, y principal, es una melodía turbia, dislocada, sucia, muy enervante y desasosegadora. Y de repente, aparece el segundo tema, secundario, que supone un corte brusco, un cambio total, pues es un tema dulce, "amoroso", casi una canción de amor; y de repente, vuelve el tema principal, arrasador, como una tormenta que no da tregua. Este intro es lo que nos da la atmósfera para lo que viene a continuación. La película no sería lo que es, sin esta gran banda sonora.

Claro que la película no sería tampoco lo que es, sin la gran interpretación de Robert De Niro, la mejor de su carrera, junto a otras dos, también con Scorsese: Toro salvaje y El cabo del miedo. Cierto que tiene un guión tremendo, de un nihilismo extremo, del gran Paul Schrader, pero..., como decía Rafael Azcona, en una entrevista con Juan Cruz, en su programa de la Cadena SER "Personaje Privado" (1991), "el guionista es la puta del cine". Es decir, el director utiliza sus servicios, pero al final, quien paga manda, y el que al final hace la película que quiere, es el director. Y aquí es Scorsese el que dirige, y lo hace con una precisión tremenda; igual que en ese secuencia en la que hace un cameo, pequeño papel, y da las órdenes al taxista, haz esto, haz lo otro, mira aquí, no bajes la bandera, etc. Es esta conjunción de grandes técnicos, junto con una dirección maestra, lo que hace de la cinta una obra estremecedora, que puede verse una y otra vez, y siempre es capaz de sobrecogerte. Como ejemplo de lo que digo, pondré a continuación las notas, lo que escribí poco después de verla en pantalla grande, este verano.

Bueno, pues nada, empezó la peli. Taxi Driver, de Martin Scorsese, 1976. La peli la he visto muchas veces, en televisión, pero nunca la había visto en pantalla grande. Por desgracia, la copia no era muy buena. Pero todo lo demás, perfecto. Destaca la banda sonora de Bernard Herrmann, quien murió a finales de 1975, poco después de terminar el rodaje; la peli está dedicada a su memoria. Ya cuando yo tenía 21 años, un amigo de entonces me llamó la atención sobre esta banda sonora, que destila jazz del bueno, de honda melancolía. Si alguien me preguntara de qué va, tendría ya claro qué decirle. Para mí, después de este visionado, trata del infierno en la tierra. Y en esos años, estaba en Nueva York. Ya me di cuenta, cuando vi la serie sobre Andy Warhol en Netflix, el año pasado. A mediados de los 70, Nueva York era una ciudad caótica, sucia, llena de gentuza, y es por eso que Travis Bickle, el personaje que interpreta Robert De Niro (uno de los mejores de su carrera, junto el de Toro Salvaje, también con Scorsese), quiere hacer limpieza, y luego tirar de la cadena (como le dice al senador Palantine, cuando se sube a su taxi). La película es grande por el guión del torturado Paul Schrader, quien al parecer se basó en sus propias vivencias. Y es también genial por cómo está rodada, por la maestría que ya demuestra Scorsese, aquí. Los movimientos de cámara, el desdibujado..., la violencia en los mismos planos, hacen del conjunto algo inolvidable.

Fijémonos, por ejemplo, en cómo filma esos trayectos en taxi, con unos movimientos especiales, una forma de jugar con los colores, los planos, el interior / exterior, ¡es genial! Michael Chapman, el director de fotografía, lo bordó. Esta película ha de verse en las escuelas de cine, para aprender cómo se filma... Digamos que Travis aún cree en el amor, por eso se obsesiona con Betsy, la rubia no contaminada por la mugre de una ciudad asquerosa.Pero el amor es lo que falta, en ese infierno que es NY en estos años. Por eso la prostitución se ha adueñado de la calles. Todo se desencadena, cuando se le cruza la putita joven que interpreta Jodie Foster, Iris. Y qué papel que le dieron a Harvey Keitel, de chuloputas... Lo hace muy bien, sin embargo. Travis, que ya está de por sí trastornado, por lo de Vietnam, se trastorna más aún, y decide pasar a la acción. Así, lo que en esa charla con Wizzard queda desdibujado, poco a poco va tomando forma, en su mente enferma. El pasaje al acto, como en toda psicosis que brota, tiene su momento álgido cerca del final, en una secuencia brutal, rodada con una sequedad y contundencia que te deja para el arrastre. En esta secuencia, que seguro que llevó tiempo el planificarla y ejecutarla, Scorsese-Chapman y demás equipo demuestran que la violencia engendra violencia, y que las armas las carga el diablo, y que no hay glamour en la sangre derramada. La película es dura, pero es verdadera, deja huella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lukas
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