Karra Elejalde gana por goleada. La película comienza de forma prometedora, con buen humor y genera grandes expectativas que se pierden hasta quedarse en promesas incumplidas en la última media hora. Afortunadamente a lo único que te puedes agarrar cual naúfrago es a un sólido Karra Elejalde que hace de las migajas de su personaje una lección de oficio interpretativo.

Hay escenas graciosas y muy divertidas (la mayoría de ellas ya vistas en su agresiva promoción) que explotan un filón virgen como el del regionalismo vasco, radicalismo incluido. Con más arrojo y sobre todo más genialidad se podría haber hecho una gran comedia gamberra. Y si el arranque hubiese tenido una continuidad podríamos hablar hasta de una buena película.

En algunos momentos entretiene, en algunos provoca risas y en la mayoría indiferencia.