Haz click aquí para copiar la URL
España España · A Coruña
Voto de Carli:
8
Drama La vida de Jeanne Dielman, una joven viuda con un hijo, sigue un orden inmutable: mientras el muchacho está en la escuela, ella se ocupa de las tareas domésticas por la mañana y ejerce la prostitución por la tarde. (FILMAFFINITY)
14 de junio de 2018
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta obra maestra minimalista resulta una de de las películas más aburridas e insufribles que se hayan hecho jamás en la historia de este arte, a su lado cualquier filme de Antonioni parecería un ejercicio de entretenimiento increíble. Precisamente ese es el objetivo de Chantal Akerman, el mostrar la desoladora y monótona rutina que lleva la protagonista, resignada a ser ama de casa sin ninguna otra ambición en la vida. Por lo tanto estamos ante un estudio feminista sobre el tedio de la existencia sin sentido de Jeanne.

La cinta narra el día a día de Jeanne, una joven viuda que vive en un apartamento de Bruselas con su hijo adolescente. La película está construida a partir de los denominados "tiempos muertos", mostrando cierto interés por filmar escenas cotidianas y anodinas, consistentes en todas esas tareas domésticas que normalmente se pasan de largo a la hora de realizar películas. Akerman emplea en todas sus escenas planos fijos y encuadres que quedan fuera de campo, con una cámara que se posa en un punto concreto de algunas de las estancias de la casa, grabando la vida real de Jeanne repleta de tareas banales, desarrollándose todas ellas a tiempo real, que nos hará meternos de lleno en ese piso setentero donde se desarrolla casi toda la película. Jeanne parece comportarse como una mujer a la que hayan vaciado de todo, y su obsesión por repetir todos los días la mismas tareas parece ser un mecanismo de defensa y una forma de evadirse de su triste existencia después de la muerte de su marido. Hasta actúa como un robot cuando ejerce la prostitución en su casa, siempre siguiendo las mismas pautas y costumbres.

El cine de esta directora belga no es apto para todos los públicos. Si en la mayoría de películas se rehuye de las escenas narrativas que no aportan nada en la trama, Chantal Akerman realiza justo lo contrario, centrándose en la cotidianidad de la vida diaria. La mirada contemplativa de la directora belga sobre su protagonista recuerda a las obras de Rohmer, pero aquí con mucho más énfasis y sin recurrir a momentos dramáticos. A medida que llegamos al tramo final del filme, comprobaremos la evolución psicológica destructiva de esta ama de casa, que cuando pierde el orden en su rutina ya no le queda nada, y así llegamos hasta el sorprendente clímax final.

Es una película pesada y soporífera, pero quien busque otro tipo de cine que se acerque a la vida real será correspondido con la magnífica cinta que nos regala Chantal Akerman. Una obra muy humana, pese a lo gélida que resulta a simple vista.
Carli
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow