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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de German :
8
Drama. Comedia Festejada adaptación de la novela homónima del escritor argentino Osvaldo Soriano, que propone una mirada crítica no exenta de humor de la realidad política argentina. La película transcurre en un pequeño pueblo, en el que se enfrentan dos facciones del peronismo: una encabezada por el intendente, y otra representada por el delegado municipal. La película recibió varios premios entre ellos el del Festival del Cine de Berlín. (FILMAFFINITY) [+]
23 de septiembre de 2020
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No habrá más penas ni olvido es una película dirigida por Héctor Olivera. Esta sirve como reflexión sobre la caótica situación que atravesaba la Argentina en los años que precedieron al proceso de reorganización nacional.
El guión es preciso y compacto, no derrocha escenas ni personajes y dice todo lo que necesita en cerca de ochenta minutos. La acción se desarrolla el pequeño pueblo de Colonia Vela, provincia de Buenos Aires. El año es 1974, en esta época el peronismo era el partido dominante y la disidencia política era perseguida. Un delegado municipal con tendencias de izquierdas es falsamente acusado de comunista y decide tomar la municipalidad por las armas, ayudado por un pequeño grupo de improvisados aliados, para exigir su absolución. A continuación se desatará una inútil y destructiva contienda entre la izquierda y derecha peronista que servirá para enfatizar el absurdo de las rencillas internas que sembraron el caos y abonaron el terreno para la dictadura de extrema derecha que tomaría el poder de Argentina en 1976.
La película no solo se contenta con transmitir su mensaje, Olivera la presenta con dinamismo y espectáculo que recuerdan a las producciones estadounidenses de la época, aunque sin caer en el ridículo. Abundan los tiroteos, explosiones y efectos especiales en esta producción que sirve a la vez como versión precursora y superior de las que Héctor Olivera dirigió con el productor norteamericano Roger Corman en años posteriores (véase La muerte blanca, de 1985).
A demás del espectáculo, la historia se desarrolla con una buena dosis de humor que sirve para resaltar el absurdo de la situación que se presenta. Este tono humorístico es respaldado por el reparto, rebosante de talento. Todos estos aspectos ayudan a crear un tono de familiaridad y complicidad con el espectador, esta atmósfera de comodidad es violentamente ultrajada en la segunda mitad de la película, conmoviendo y redoblando la dureza del mensaje.
En conclusión, No habrá más penas ni olvido es una maravillosa película que presenta un potente mensaje en un paquete sumamente entretenido. Más que recomendada para cualquiera que aprecie el buen cine, aunque debo prevenir que cierto conocimiento de historia argentina es necesario para apreciar la película en su totalidad.
German
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