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Voto de Marco Polo 33:
2
Drama. Romance Violette está en edad de casarse cuando en 1852 su pueblo es brutalmente privado de todos sus hombres tras la represión ordenada por Napoleón III. Las mujeres pasan meses en aislamiento total. Desesperadas por ver a sus hombres de nuevo, hacen un juramento: si un hombre viene, será para todas. La vida debe continuar en el vientre de todas y cada una de ellas. (FILMAFFINITY)
11 de octubre de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más una película cuyo título original está aquí en La Tierra y el que se le ha dado en España está en Júpiter. El título original de esta cinta francesa es "Le semeur", es decir "El sembrador", pero no es precisamente una tarea agrícola lo que hace el individuo, sino que ya se imaginan ustedes, sí, piensa mal y acertarás. Pues en España, para evitar el sonrojo (no entiendo por qué, ahora que no hay censura) se le ha titulado "La mujer que sabía leer" como podrían haberle puesto "El perro que ladra" "Las lavanderas" o "Me voy a preparar la cena".

Es una película francesa, muy francesa, con escenas muy lentas y en silencio, con el peligro de quedarnos dormidos en cualquier momento. He leído algunas críticas benefactoras para la cinta, que si un trabajo exquisito sobre el romanticismo, lleno de dulzura y sensibilidad, etc., pues esto es como mirar un cuadro abstracto, donde unos ven la metamorfosis del propio ser influenciado por el capitalismo intransigente, otros vemos simplemente una mancha en un lienzo.

La debutante Marine Francen no convence, sitúa el argumento en un trozo de la historia de Francia, en la que desde su punto de vista actual, subjetiva ese momento de la historia de Francia, colocando descaradamente a sus buenos y a sus malos, olvidándose de que en la historia real, la verdadera, nos guste o no, el golpe de estado de Napoleón III, fue refrendado mediante plebiscito mayoritariamente en las zonas rurales, que tanto recrea la película, por lo que el argumento en realidad es poco creíble, más bien sirve para dar rienda suelta a un fetichismo oculto, que a una denuncia política de la historia.

Algunos críticos hablan de la vida en el campo como paraíso, bellos paisajes y sueños pastoriles, a éstos los quisiera yo ver segando el trigo a pleno sol o en la vendimia, lo siento, que me disculpen, pero no soy Quijote, más bien Sancho Panza. Esto si que le veo de bueno a la película, como describe, en sus escenas, la vida en el campo de aquellos años de 1850, sin maquinaria ni automatismos, la siega a mano, el lavadero de ropa junto a la fuente, etc.

La película muestra un romanticismo ñoño, dando paso a una sexualidad fetiche, como antes apuntaba, sintiéndose seguras y libres, las mujeres, en una idílica prisión voluntaria sin rejas, sin atreverse a salir al exterior, porque allí está lo prohibido.

Si a todo lo dicho anteriormente se le une que el formato de la película es a pantalla cuadrada, no panorámica, no se si la realizadora lo hizo para que resultara más artístico (entonces un patinazo más) o no podía salir de otro modo con los medios con los que contaba, es por lo que la califico como una mala película europea y no la recomiendo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Marco Polo 33
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