Contra lo que preveía, si soy sincera, me he enganchado a esta serie sobre todo por su intensidad y la he visto en dos tirones, cuatro y cuatro capítulos. La he encontrado muy interesante -aún a sabiendas de la historia- empezando por su título (cuantas referencias en él, un puntazo) y felicidades por el guión a sus autores así como por la dirección o, mejor dicho, direcciones. La interpretación de Corberó es magnética (procaz, en plan esfinge, amorosa, cariñosa, manipuladora...) y la de Quim muy bien también como ese "Tonto del bote" al alimón, más todos los co-protagonistas y secundarios incluyendo a la niña -un hallazgo- y extensivo a esos padres (aprovecho para decir que un amigo mío, Carles Jornet sale como extra haciendo de mosso, un saludo!). Hay muchos planos estupendos, recuerdo ahora el de las huellas borradas en la playa, por ejemplo, y esos flashbacks bien dosificados dándole más ritmo y/o misterio al tema (por cierto, vaya lofts, ejem, excepto el de Albert). Los temas musicales, al final de cada capítulo, igualmente se las traen y dejan huella, ahora mismo me estoy acordando de "Es imposible huir del sol..." entre otros.

En contra, que nunca sabremos exactamente lo qué ocurrió en realidad o cómo sucedió más bien, pero esto no es defecto de la serie, claro está. Sí conservamos en la retina la imagen de esa mujer 'fatal' -también hay hombres fatales- pero que tiene imán, y eso es lo lamentable, que sigamos alimentando su ego... Quizás, como dice el fiscal: "Si hablásemos más de dos horas con ella acabaría convenciéndonos de que los culpables somos nosotros". Y acabo ya haciendo mención a esos planos finales, elocuentes por sí solos y que cierran bien la trama (Netflix para mí, esta vez, no nos da gato por liebre).