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Voto de FATHER CAPRIO:
9
Comedia. Drama. Fantástico Totó es un bondadoso huérfano que vive, igual que otros muchos desharrapados, en un mísero barrio de chabolas en las afueras de Milán. Cuando en los terrenos donde viven se descubre petróleo, Totó, tan ingenuo como bienintencionado, decide enfrentarse al poderoso señor Mobbi, el dueño del suelo. Aunque contiene elementos fantásticos, constituye con "Ladrón de bicicletas" y "Umberto D." la gran trilogía neorrealista de De Sica. (FILMAFFINITY) [+]
11 de febrero de 2010
53 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se hace necesario acuñar una definición para este género cinematográfico. Lo de neorrealismo italiano se le queda pequeño. El neorrealismo retrata realidades y en los años de postguerra estas realidades eran duras y en países como Italia o la misma España, la dureza llovía sobre un mojado histórico. Definir como neorrealista un film como Milagro en Milán es válido pero insuficiente. Hay que adjetivarlo. Me ha gustado lo de neorrealismo mágico por lo que supone de vuelta a la infancia y de recuperación de la capacidad de soñar.

No en vano De Sica inicia su película con ese “Había una vez” tan propio de esos cuentos que nos adormecían de niños y que, al llegar a adultos hemos redescubierto en sus significados eternos y profundos. No en vano, también, la concluye con la esperanza de un lugar donde tener un buen día signifique ni más ni menos que eso, tener un buen día. Y en medio, un film donde la pobreza se viste de honradez y la riqueza de fariseísmo y donde aquel niño nacido como en los cuentos domésticos de una col se convierte en líder entre espiritual y mágicamente pragmático de una sociedad de indigentes. ¿Connotaciones cristianas? Probablemente. Pero sobre todo un retrato donde las acideces neorrealistas se camuflan entre canciones, risas, organillos, milagros, seres celestiales, fuerzas antidisturbios en traje de camuflaje y cantando ópera. Donde al final de la escapada vía escobas voladoras se halla, o al menos nos queda la esperanza, la antítesis de un mundo donde se han atrincherado el recelo, la codicia y la ley del dinero, entre otros residentes similares.

Un cuento de magia e ilusión, repleto de bondad y de optimismo, con sus personajes buenos y sus bellacos redomados que han de acabar perdiendo porque si no, no sería cuento. Nuestro yo infantil, ese que conservamos en nuestro interior y nos mantiene a flote en los mayores naufragios, verá hadas, príncipes y enanitos gruñones pero entrañables. Nuestro yo maduro, con sus descosidos y sus remiendos, verá la dureza de la supervivencia y la injusticia de un mundo que no precisa que te descuides para pisarte y encima retorcer el zapato.
FATHER CAPRIO
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