Película delirante que nos cuenta la historia de una abogada de clase social acomodada, con una sobredosis importante de marxismo colectivismo. Sus objetivos en la vida son servir al pueblo y llevarle la contraria a su padre. Una especie de progresista con Osde muy caprichosa.
Termina siendo violada por los alumnos de esta remota y marginal escuela pero este hecho se va a convertir en una revelación o casi en una iluminación.
Desde ese momento ella se va a empoderar, se va a convencer de que los victimarios en realidad son victimas. Es la doctrina Zaffaroni llevada al cine.
Y son victimas porque son hombres que por naturaleza son buenos, al mejor estilo de la teoría del buen salvaje de Rousseau del siglo XVIII.
La sociedad los ha corrompido, marginado, discriminado. Esto es lo que los convierte en victimas. Son el pueblo oprimido por las clases dirigentes.
Ella se convertirá en la heroina que tenderá un puente entre estos dos mundos, el oprimido y el opresor. Dará a luz a ese hijo, fruto de la rebelión popular.
Negarse a abortar la convertirá en una verdadera revolucionaria y a esta película en un veradero disparate que le resulta muy placentero a los falsoprogresistas por un lado, y de carambola a los beatos antiabortistas.