Como toda obra extensa de un autor, la filmografía de Woody Allen está llena de altibajos y constantes. Esto puede ser suficiente razón para dudar o cuestionar acerca del talento de su artífice. Pero Zelig se muestra como la excepción a esta regla pues, abandona de lleno las recurrencias propias del universo Allen, en favor de una construcción lógica y singular.

La trama nos cuenta la historia de un joven acomplejado, Leonard Zelig, el cual es interpretado por Woody Allen. La alta inseguridad de Zelig y sus deseos obsesivos por alcanzar la aprobación ajena, en favor de no destacar negativamente. Derivan en el desarrollo de una extraordinaria enfermedad, mediante la cual, Leonard es capaz de alcanzar una mimetización camaleónica, tanto a nivel físico como psicológico con sus aledaños.
Esta capacidad única del joven Zelig pronto se hará notoria, lo que dará lugar a que una joven psicóloga, encarnada por Mia farrow, focalice su carrera profesional al hallazgo de una cura para esta insólita enfermedad.

Todo el film se desarrolla en forma de falso documental, lo que junto a la acertada concepción argumental, ayuda a enfatizar y a satirizar la postura crítica de Allen ante, el carácter inocuo o complaciente que todo humano pueden alcanzar en determinadas situaciones sociales. Sin embargo, esto supone una reducción de los gags humorístico o golpes de efecto aislados, en favor de un desarrollo y un conjunto más sólido y maduro artísticamente.

Si bien, el chiste recurrente tiende a ser más tímido, la sencillez y el buen gusto propios de la casa persisten. Configurando una obra compacta, inteligente y agradable. sin duda alguna uno de sus mejores películas, a pesar de no ser ni la más desternillante ( "el Dormilón" "Todo lo que usted quiso saber siempre sobre el sexo pero no se atrevió a preguntar" "Toma el dinero y corre"...) ni la más popular ( "Annie hall" "Hanna y sus hermanas"...) es un filme altamente recomendable.