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Voto de Charlie Firpo:
1
22 de diciembre de 2015
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No doy crédito a lo que he visto en esta película. No sé si es una gran tomadura de pelo o es un cine con un claro mensaje materialista para aborregar y engañar más. La película es plana, carece de emoción, carece de sentimiento y carece, sobre todo, de veracidad. Las interpretaciones son de chufla. El actor que han puesto en el papel de Ramsés parece un calzonazos subnormal (con cierto toque "gay") que hace ridícula la comparación con ese personaje lleno de matices interpretado en su día por Yul Brynner en los años 50. Película ofensiva para todos los creyentes y para todos los no creyentes que hayan visto la película de "Los 10 mandamientos" de Cecil B. DeMille de 1956. Los secundarios de esta película tampoco funcionan. Es una película que presuntamente trata de un pasaje bíblico de los más famosos y no se nombra a Dios nada más que una sola vez y de refilón (¿Es una broma?). Pero voy a ir más lejos; los efectos visuales de esta película tampoco son nada del otro mundo. No sé de donde han sacado eso de que se ven unas buenas panorámicas del Antiguo Egipto. Hay películas que nunca deberían tener remake, y una de ellas es "Los diez mandamientos" de 1956. Unicamente se podría hacer con un gran director que sintiera interés por los temas espirituales y por los contenidos morales del Antiguo Testamento, que luego fueron agregados al cristianismo. Mi opinión es que hoy en día se ha perdido la sensibilidad para hacer películas sobre estos temas. Paso a comentar en spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Moisés no fue un profeta al cual se reveló Dios en lo alto del monte Sinaí, sino que fue un "colgado" que estaba pastoreando y se dio una ostía en un risco y se quedó "mamao" al tener una alucinación (en forma de niño luciférico) que le dice que tiene que convertirse en un libertador de su pueblo; pero no de forma pacífica (como dice la Biblia o la versión cinematográfica antigua) sino en forma de general y repartiendo leña con la espada (leña que luego ni siquiera da).
Se "explica" en la película (esto me dio risa) que las plagas de Egipto fueron por causas naturales. Ej: cuando el río Nilo se tiñe de rojo es a causa de un canibalismo entre cocodrilos. El niño demoníaco le dice a este Moisés calzonazos (que solo sabe gritar y desesperarse en toda la película) que el se encarga de escarmentar al faraón y su pueblo, y que él se quede sin hacer nada.
Patética la escena donde Moisés le dice a Séfora que no hay que creer en Dios sino en uno mismo (¡como si fueran cosas incompatibles) y cuando esta le dice a Moisés que renunciaría a sus creencias por estar con él (aquí esto me recordó a los diálogos de los "culebrones" hispanoparlantes). Menuda desfachatez la de este director, ha querido inventarse el éxodo de los israelistas y borrar toda espiritualidad de la película (¡Ridley!, ¡Eres un genio!). También, una de las cosas más ridículas del cine actual es no cuidar bien el lenguaje de los actores y la forma de expresarse que se supone tenían las personas representadas de esas épocas pretéritas.
Por cierto, ponen a Séfora como una choni maquillada, lo cual está totalmente fuera de lugar. Parece que solo quiere agarrarle el manubrio a Moisés. Ridícula la comparación con el papel que hacía es un día la actriz Yvonne De Carlo la cual decía unas frases muy bonitas y profundas.
La película no transmite ningún mensaje de Dios; ni se lo nombra. Moises es un tarado lleno de ladillas (de lo sucio que va) que amenaza a un Ramsés que es una nenaza. Durante mucho metraje digamos que el señor Ridley Scott quiere que simpaticemos más con los egipcios que con los hebreos.
Por supuesto el célebre cruce del Mar Rojo en donde se abrieron las aguas no fue más que la bajada de la marea. Mensaje de la película: Creer en Dios es de subnormales y/o gente inculta no versada que tiene un pensamiento mágico-chamánico. Aquí tenemos al ilustrado señor Ridley, él va a contarnos la verdad (su verdad; como dice el relativismo y la New Age) de como sucedió el Exodo relatado en el Antiguo Testamento.
El episodio del becerro de oro, que es fundamental para explicar el final del Exodo, no se trata. La película acaba con un Moisés desaliñado y con más facies de loco escribiendo en unas tablas de piedra lo que se supone que son los mandamientos. Los escribe con un bolígrafo o con un buril (¡da igual!), mientras se imagina la presencia del plasta niño demoníaco al lado.
Esta basura de película está basada en un documental emitido en su día en TV (creo que en Canal Historia) donde dice que Moisés fue un general y no un profeta que cruzó el Mar Rojo gracias a que bajó la marea.
Se "explica" en la película (esto me dio risa) que las plagas de Egipto fueron por causas naturales. Ej: cuando el río Nilo se tiñe de rojo es a causa de un canibalismo entre cocodrilos. El niño demoníaco le dice a este Moisés calzonazos (que solo sabe gritar y desesperarse en toda la película) que el se encarga de escarmentar al faraón y su pueblo, y que él se quede sin hacer nada.
Patética la escena donde Moisés le dice a Séfora que no hay que creer en Dios sino en uno mismo (¡como si fueran cosas incompatibles) y cuando esta le dice a Moisés que renunciaría a sus creencias por estar con él (aquí esto me recordó a los diálogos de los "culebrones" hispanoparlantes). Menuda desfachatez la de este director, ha querido inventarse el éxodo de los israelistas y borrar toda espiritualidad de la película (¡Ridley!, ¡Eres un genio!). También, una de las cosas más ridículas del cine actual es no cuidar bien el lenguaje de los actores y la forma de expresarse que se supone tenían las personas representadas de esas épocas pretéritas.
Por cierto, ponen a Séfora como una choni maquillada, lo cual está totalmente fuera de lugar. Parece que solo quiere agarrarle el manubrio a Moisés. Ridícula la comparación con el papel que hacía es un día la actriz Yvonne De Carlo la cual decía unas frases muy bonitas y profundas.
La película no transmite ningún mensaje de Dios; ni se lo nombra. Moises es un tarado lleno de ladillas (de lo sucio que va) que amenaza a un Ramsés que es una nenaza. Durante mucho metraje digamos que el señor Ridley Scott quiere que simpaticemos más con los egipcios que con los hebreos.
Por supuesto el célebre cruce del Mar Rojo en donde se abrieron las aguas no fue más que la bajada de la marea. Mensaje de la película: Creer en Dios es de subnormales y/o gente inculta no versada que tiene un pensamiento mágico-chamánico. Aquí tenemos al ilustrado señor Ridley, él va a contarnos la verdad (su verdad; como dice el relativismo y la New Age) de como sucedió el Exodo relatado en el Antiguo Testamento.
El episodio del becerro de oro, que es fundamental para explicar el final del Exodo, no se trata. La película acaba con un Moisés desaliñado y con más facies de loco escribiendo en unas tablas de piedra lo que se supone que son los mandamientos. Los escribe con un bolígrafo o con un buril (¡da igual!), mientras se imagina la presencia del plasta niño demoníaco al lado.
Esta basura de película está basada en un documental emitido en su día en TV (creo que en Canal Historia) donde dice que Moisés fue un general y no un profeta que cruzó el Mar Rojo gracias a que bajó la marea.