O eso dice el villano, el arqueólogo Lord Carnaby, la parodia actual del protector de Howard Carter, Lord Carnavon, aquí con un complejo de Edipo preocupante y con dos ayudantes más tontos que Twesledee y Twesledum.

La historia se trata sobre un pueblo, el de las Momias, una especia de ciudad del Antiguo Egipto, que vive en un más allá misterioso y escondido de los vivos, donde las momias de Egipto han resucitado y viven su vida en la época antigua.
Su vista para los mortales es la de muertos, tal cual son, a la luz clara.

La princesa Nefer quiere cantar, ser libre e independiente, pero debe casarse por la tradición con Tut, un corredor de cuadrigas campeón ya retirado.

En un primer momento la película ofrece una historia nueva, original y que comprende dos épocas tan diferentes.
El que sean momias los protagonistas no es nuevo, ya tuvimos un personaje muy original en Tadeo Jones, pero el punto negativo para esta película es el cliché en el que hacen caer a los personajes.

La princesa, el único personaje femenino es insoportable, primero como esterotipo de loca feminista, y luego como un personaje plano y cursi.

Ese argumento de chica pretenciosa que se quiere comer el mundo ¿es necesario trasladarlo también a la animación? Resulta repelente, el resto de la historia funciona más o menos, con las partes más obvias expuestas, como la tecnología hipnotizando a las momias, no queriendo prescindir de ellas.

El ambiente del antiguo Egipto y la arqueología está muy bien representado: haciendo crítica al sacrilegio y a la avaricia, con villanos divertidos y originales.
Pero deja mucho que desear la caracterización del resto de personajes, tan solo el niño momia y la mascota, lo mejor de la película son destacables.

Música poco sorprendente, y dirección regular, pero con un giro muy interesante que salva la faena.
Es perfecto para los que amen la arqueología. Entre los que me incluyo.