En esta película se llevan la palma Gene Hackman y el grupo de prostitutas. El primero demuestra una soberbia grandiosísima y se le presenta muy bien, impartiendo justicia -o injusticia, según se vea- desde el primer momento. Las segundas demuestran un gran valor al enfrentarse a unos hombres corrompidos reuniendo dinero para la recompensa que recibirá quién asesine a los que cortaron la cara a una de ellas. Demuestran la pesadez de la vida, sobre todo la prostituta a la que se aprecia con la cara cortada durante el film, siendo sus cicatrices más psicológicas que físicas.

Eastwood, está sublime también. Representa el eterno arrepentimiento de quien delinquió y llegó a renegar de la vida de bándalo. Esa lección se la enseñaría su mujer Claudia, la cual es mencionada en numerosas escenas de la película. Al hilo de lo anterior, cabe decir que la escena en la que Eastwood rechaza sexo gratis de la prostituta con la cara cortada es puro simbolismo y sumamente ennoblecedor.

El bandido que acompaña a Eastwood y Freeman -el cual no aparece en los créditos, debiendo aparecer-, está notable también. Su apogeo lo alcanza en su bautismo de fuego, siendo realmente quien mata al que andaban buscando los tres jinetes protagonistas. A partir de ese momento, no va a ser la misma persona y tendrá la conciencia intranquila de por vida.

En cuanto al final: BESTIAL, ya no solo por el tiroteo final sino por el conglomerado de frases, a cual más ingeniosa, lanzadas por Eastwood. Abandona famoso poblado de la película y se le plasma como un héroe, como un jinete de Dios, sobre todo a los ojos de la joven acuchillada.

Por último, he de decir que la película la había puntuado con un 9, pero tras hacer la crítica estaba claro que tiene un 10.