Da igual explicar el origen de la infección, da igual que sus personajes sean irrelevantes, da lo mismo que se inviertan diez euros o diez millones de ellos, es irreverente la historia que se pueda contar -los zombis nublan la mente del espectador-, en todo caso, las productoras que tontean con el mundo zombi se están frotando las manos. Y es que este subgénero, inicialmente agrupado en la temática de terror, ha proliferado tanto, ya sea por su vertiente cómica, dramática, gore o por su vertiente más clásica, la del terror, que el cine de zombis se ha reinvintado para merecerse un estatu propio.

En el caso de esta producción -algo más currada para ser una serie B-, volvemos a la manida fórmula del cruce de géneros para mostrarnos a varios adolescentes que se deberán enfrentar a una horda de histéricos muertos vivientes. Lo de siempre aderezado con lo de siempre, unos gags más afortunados que otros.

Supongo que nos estamos acostumbrando a esta masificación de películas zombificadas que aportan poco o nada al genero. E imagino que al haber tan poca originalidad en sus propuestas, cuando aparece un producto de estas características -con la misma originalidad pero algo más de presupuesto-, las votaciones positivas se disparan.