El cine nórdico tiene una gran personalidad propia, dentro de la variopinta riqueza de la cultura fílmica europea. La distancia, el frío, el humor, las relaciones humanas, el sexo, la decoración minimalista, la verosimilitud de la historia, el realismo no hiriente, la importancia de la mirada, la vulnerabilidad del ser humano, etc.

Pues bien, todo eso y mucho más lo posee está magnífica y, sobre todo, distinta película, espléndidamente dirigida y fotografiada, con un sólido guión y una perfecta interpretación de los dos protagonistas, Aksel Hennie y Nikolaj Coster-Waldau. La banda sonora acompaña con mucho gusto.

A destacar: alguna secuencia escatológica que se deja ver como sólo ellos lo saben hacer, sin repugnancia; un antológico empalamiento canino; y, en particular, esa escena con dos miradas enfrentadas, entre la vida y la muerte, que pasará a la historia del cine.

Selecto thriller negro, enormemente nórdico [8 sobre 10]

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El Quicio de la Mancebía [EQM]
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