Decidido, Liam Neeson es el pater familias del siglo XXI. Es el padre perfecto, el namber guan. Tras la trilogía Venganza y con la presente Non-Stop podemos fijarnos en Liam como modelo de hombre y padre a seguir.

Es protector.

Es cariñoso.

Es fuerte.

Es atento.

Es valiente.

Es honesto.

Es indestructible.

Es dulce.

Es inteligente.

Es un cazador, un superviviente. Con él nunca te pasará nada, su cuerpo es de acero y su ingenio es puntero.

Non-Stop es otra aventura de ese héroe maduro llamado Liam Neeson. Esta vez todo transcurre íntegramente en un avión, con un porrón de whatsapp malintencionados, con mucho pasajero y un malo anónimo y misterioso.

Es una de esas películas en la que intentas averiguar quién está detrás de todo (el director lo sabe y juega muy mucho con ello) y en la que flipas con cómo se las ingenia el prota para descubrir al malo y solucionarlo todo.

La peli no está mal, sabes de sobra qué género es y qué te vas a encontrar, entretiene y te mantiene atento durante todo el metraje.

Sale por ahí Julian Moore que pinta menos en la película que en las fiestas de mi pueblo. Lo de Lupita de extra lo entiendo, se estará buscando un huequillo en la industria, pero Julian, qué querías saliendo en Non-stop alma de cántaro. Y esque no solo tú, tu personaje (y esa obsesión por las ventanillas) sobra totalmente.