La música tiene ese poder de aparecer donde y cuando menos cabría esperar.

Eres un americano de raíces mexicanas, que vive en los suburbios de Detroit y trabajas 10 horas al día para llegar a fin de mes. Tu única pasión y pasatiempo es la música, que te sirve de herramienta para expresar, de manera muy acertada, todo lo que sucede a tu alrededor. Con tu primer disco llamas la atención a una discográfica para la que trabajarás algunos años e incluso producirás otro disco, pero la suerte no está de tu lado, no eres escuchado y tu aventura musical se desvanece. Vuelves a tu humilde pero laudable vida de clase trabajador. Mientras tanto, a un océano de distancia, eres uno de los artistas más famosos y con más repercusión de un país, Sudáfrica, cuyas circunstancias políticas y sociales, las del apartheid, hacen que seas una icono de la libertad de expresión, por cómo dices lo que piensas, y porque puedes opinar sobre lo que crees necesario. Sin embargo, por cuestiones inexplicables, y desgraciadamente relacionadas con el negocio de la música, muy alejado del arte de la música, jamás podrás saborear las mieles del éxito que te has ganado,porque no fue el momento,o quizás, porque no fue el lugar en el que debías estar.

Este es el breve resumen de la vida de Sixto Rodríguez que se refleja de manera hermosa en un documental con una de las historias más tristes y bellas del incomprensible mundo del arte, en concreto del musical. De una manera perfecta, redonda y cuidada nos cuentan la dramática historia de Rodríguez, aderezada con la exquisita música de sus dos únicos álbumes. Un hombre que simplemente quiso expresar sus ideas y plasmarlas en unas magnificas canciones con la música que le gustaba componer.

Una película muy recomendable para todos los que les guste este mundo tan simple y complejo a la vez.