Está claro que quien comience esta serie esperando encontrarse con un nuevo "Beverly Hills 90210", va muy equivocado, aquí no hay demasiados Brandons ni Brendas, no hay moraleja al final de cada episodio en plan "si bebes no conduzcas", no hay actores de treinta-y-pico interpretando a pimpollos de instituto, ni familias perfectas. La filosofía de esta serie británica creada por Bryan Elsley se acerca más a la visión pesimista y oscura que nos ofrece Larry Clark sobre los adolescentes en películas como "Kids", "Bully" o "Ken Park". Si estos jóvenes son nuestros futuros médicos, los profesores de nuestros hijos o quienes tienen que pagar nuestra jubilación, estamos apañados...

Uno de los grandes logros de esta serie fue su formulación en tres generaciones distintas de adolescentes. En lugar de quemar a los personajes, la serie nos permitió meternos en las pieles de distintos personajes de distintas generaciones, como si fuéramos los profesores de un instituto que van viendo pasar a sus alumnos. Hubo dos primeras temporadas con un grupo de adolescentes y luego se usó a uno de los personajes de esa primera generación como puente para presentarnos a la segunda generación que ocuparía las temporadas 3 y 4 y finalmente se nos presentó una tercera generación que abarcó las temporadas 5 y 6, antes de llegar a esta séptima y conclusiva temporada.

La primera generación Skins fue la más carismática y la más emblemática y de hecho la que conseguió que muchos siguiéramos la serie hasta el final. Del elenco de actores que interpretaban a estos adolescentes han salido estrellas que ahora están triunfando internacionalmente: Tony es el chico popular, un manipulador nato, pero cuyo desenlace en el final de la primera temporada hace que su vida dé un giro de 360º, Sid, el impopular mejor amigo de Tony, Michelle, la novia de Tony, Cassie, una chica muy excéntrica que sufre un trastorno alimenticio, Chris, un fiestero empedernido que está enamorado de su profesora, Maxxie, el respresentante gay del grupo, Anwar, chico de ascendencia india, y finalmente Effy, la hermana menor de Tony, que aquí tiene un papel secundario, pero que servirá de puente para la segunda generación de "Skins"

Claramente mi personaje preferido de esta generación era Cassie, la rarita del grupo, con su cara de iluminada, sus ojos siempe abiertos como platos, como si fuera la primera vez que ve el mundo y su despeinada melena rubia. Como dice Tony al final de la segunda temporada Es delgada, es rubia y dice muchas veces "wow". Cassie sufre varios trastornos psicológicos (anorexia, baja autoestima, instintos suicidas y drogadicción) lo cual hace difícil su relación con el resto de seres humanos. Vive como en una burbuja, la mayor parte del tiempo camina y habla como si estuviera en un sueño. En un punto de la serie en que tiene una cita con Sid, Cassie dice Oh Wow! No he comido en tres días, para estar guapa para ti...o en otro momento de la serie suelta la demoledora perla ¿Sabes lo que más duele de un corazón roto? No ser capaz de recordar cómo te sentías antes. La verdad es que era un personaje triste, pero muy divertido al mismo tiempo (Estoy pensando en dejar la escuela, dejarme crecer la barba y unirme al circo!). Cassie ha sido la protagonista de dos de los seis episodios de este epílogo que ha supuesto la séptima temporada de "Skins", bajo el título de "Pure". Esta parte parecía una película indie al estilo de las del Festival de Sundance.

En la segunda generación Effy (la hermanita pequeña de Tony) se convirtió en el personaje principal. Effy es guapa, popular y al igual que su hermano una líder nata. Su personaje es enigmático, con un cierto aire de femme fatale que trae a todo los chicos de culo, especialmente a Cook (el bad boy) y a Freddie (el good guy). Parece que realmente quiere a Freddie, pero como tiene miedo de enamorarse, siempre acaba acostándose con Cook. Su personaje es inestable y en una ocasión intenta suicidarse, por lo que empezará a ir a terapia, con la mala suerte que caerá en manos de un psicólogo psicópata (el Dr. Foster), lo cual traerá trágicas consecuencias. Effy ha sido también la protagonista de dos de los episodios del epílogo, bajo el título de "Fire", una especie de "Armas de mujer", pero sin hombreras ni pelos crepados, y con bastante más mala leche que la mencionada comedia ligera de los ochenta.

No me entretendré a hablar de la tercera generación, porque aún y ser la última prácticamente ni la recuerdo, porque sus personajes no fueron para nada memorables. De hecho, el propio epílogo de la serie parece haberse olvidado de ellos.

La serie gozó de unos diálogos punzantes, mordaces y muy bien escritos, que para nada se corresponden a los habituales de los teen dramas de canales americanos como CW, MTV o ABC Family. Otro elemento muy destacable fue la magnífica fotografía, con sus originales encuadres, su tratamiento de colores sobresaturados que sacan todo el provecho posible de los lluviosos paisajes de Bristol, ayudando a hacer de la serie algo triste pero hermoso. La serie tuvo momentos emblemáticos como cuando el cast completo de la primera generación se pone a cantar la canción de Cat Stevens Wild World, en un curioso montaje de escenas, o el momento WTF! al final de la cuarta temporada, que no explicaré para evitar spoilers a los que quieran ver la serie.

La serie tuvo un gran éxito en Reino Unido, convirtiéndose en una referencia cultural para la moda, la música y otras tendencias en general. De hecho, a partir de la segunda generación se hacían castings por toda Inglaterra buscando rostros frescos y desconocidos de jóvenes entre 16 y 18 años que quisieran interpretar a los nuevos personajes. Se creó incluso el término Skins Party para referirse a toda aquella fiesta pervertida de drogas y mucho alcohol.