Paciencia. La esencia del misterio es la creación de preguntas. Callejones sin salida. Pero encanto y magnetismo. Por supuesto que la curiosidad empuja a buscar respuestas, aunque sabemos de sobra que nuestra vida perdería la magia que tenía antes de resolver esos misterios.

Con Lynch pasa un poco eso. Es mejor responder las preguntas que plantea su cine con preguntas aún más retorcidas. El universo Twin Peaks flota en una nube de incertidumbre.

Tengo que decir que si le quieres buscar sentido a todo, no veas esto. Porque si es así, seguramente no viste las dos primeras temporadas y la precuela con la pasión requerida. Con la entrega que exige. Si por el contrario fue así, vas a disfrutar de tal forma que no sabrás cómo agradecer 18 horas del cine más puro que se ha visto en televisión este año.

Es una auténtica bendición que esto haya pasado, porque sin duda es la serie más minoritaria que puede haber, y a la vez la que disfruta de los fans más sofisticados: eso es lo que la hace distinta, sobre todo.

Con esto se cierra un círculo. Con esta serie acaba uno de los fenómenos cinematográficos de todos los tiempos.