Tras un guión incomible y dilatado, Edward y Bella por fin se casan. Pobre Jacob. La más rentable de las entregas de la franquicia basada en las novelas de Stephenie Meyer, sigue en debacle. Bill Condon, director de la película, parece que ya se ha dado cuenta de que poco importa el resultado, ya que lo que más satisface es el deseo de sus seguidores.


Todo el film se sustenta a partir del momento, en que, Bella queda encinta por su falta de precauciones con Edward. Ahora es posible que los vampiros y los humanos puedan tener hijos. Un tostón carente de tensión emocional, con una fotografía repetitiva, y una banda sonora a base de hits. Por si fuera poco, el elenco actoral no se queda corto. Kristen Stewart, permanece todo el film con la misma cara, Robert Pattinson pierde su carisma y Taylor Lautner, que ya puede aprender con Gus Van Sant, simplemente aparece para mostrar músculo. Finalmente, el guión no se sustenta y se inventa "con pinzas" una forma de satisfacer a todos. Dejémonos de ñoñadas y saquémosle partido a la última entrega, que seguramente, verán millones y millones de personas. Quizá los fans no piensen lo mismo. Yo me quedo con los lobos.